Coag ha registrado en la Subdelegación del Gobierno de Almería una carta dirigida a la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), Isabel García Tejerina, en la que le pide que investigue el "brusco desplome" de precios que ha afectado a frutas y hortalizas en el campo y "que no se corresponde con la situación real de oferta-demanda" ni tampoco "está repercutiendo a los precios pagados por el consumidor".

La organización agraria ha solicitado en concreto investigaciones a través de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) así como de otros departamentos, como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

La patronal agraria reconoce que las adversidades meteorológicas en el sudeste español y en gran parte de Europa "provocaron una brusca reducción de la producción de hortalizas que derivaron en un aumento de los precios en origen, en especial durante las semanas dos y tres" de este año.

En la misiva, se hace hincapié en casos concretos como el del calabacín. “Los precios en destino se han reducido sólo un 6,3% entre la semana cuatro y la semana seis de 2017, mientras que la caída de las cotizaciones en campo ha sido de un 204,2%. En berenjena la evolución ha seguido la misma tónica y mientras los precios al consumidor se han elevado un 2,6% al productor han bajado un 83%”, indica el texto dirigido a la ministra.

Coag Almería considera necesario el control por parte de AICA de la aplicación de la ley 12/2013 en cualquier época y circunstancia de mercado, y especialmente “en estos momentos de especulación en la cadena”. Pero, además, señala que determinados indicios conducen a valorar la “posibilidad de alteraciones coordinadas de los precios por compradores en origen, cuestión que debería ser investigada y, en su caso penalizado, por las autoridades de competencia”, concluye la carta.

Recientemente, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) abordó también esta cuestión señalando que, a su juico, alguien se está "forrando” con las hortalizas, ya que su precio en los supermercados “sigue siendo carísimo” y, sin embargo, el precio que reciben los agricultores se ha desplomado.