"Nada de boicots, nada de ofensas". Las palabras del exministro Josep Borrell el pasado 8 de octubre, durante una manifestación en Barcelona a favor de la unidad de España, caló hondo en muchos españoles. Ciertamente, reflejaba la realidad de que los boicots son absurdos y nada ayudan a recuperar la normalidad. En el sector del gran consumo ha crecido en las últimas semanas la preocupación ante un posible boicot a alimentos y bebidas catalanes y varios fabricantes han reconocido haberlo notado con sus productos. Sin embargo, la previsión actual es de absoluta normalidad y los retailers están ayudando a que sea así.

Crecía también entre algunos fabricantes la visión negativa de que las grandes cadenas de distribución, ante la posibilidad de que los consumidores mostraran recelo a los productos catalanes, redujeran en sus supermercados e hipermercados la presencia de alimentos y bebidas procedentes de Cataluña, apostando más por otros procedentes de otras regiones españolas. Nada más lejos de la realidad. Nada ha cambiado. La aplicación del famoso artículo 155 y la convocatoria de elecciones en Cataluña para el próximo 21 de diciembre están ayudando a que la tranquilidad vuelva al sector del gran consumo y a que los consumidores que apostaban por ese boicot anticatalán pierdan esa carga emocional que les lleve a ese sinsentido en sus hábitos de compra.

De cara a la próxima Navidad, donde por ejemplo el cava o el vino catalán tienen gran presencia en las mesas españolas, los retailers no salen del camino marcado y mantienen sus decisiones de compra respecto a productos catalanes. El desafío independentista no influirá, como debe ser, en sus compras a proveedores, las cuales se basarán como viene siendo habitual por la evolución de las ventas en la campaña navideña anterior y por las nuevas tendencias.

Consultadas por la agencia EP, El Corte Inglés, Carrefour o Grupo Dia señalan que no reducirán el volumen de compras de productos procedentes de Cataluña. Hay que tener en cuenta, además, que los pedidos para la campaña de Navidad se hacen con mucha antelación y poco ha podido influir lo ocurrido en el último mes en Cataluña.

Por tanto, normalidad. Buena noticia.

"Confío en que mucha gente lo entenderá, que no somos nosotros, son los dirigentes de la Generalitat los que han adoptado este camino absolutamente erróneo", decía recientemente el presidente de Freixenet, José Luis Bonet, en relación a los boicots a productos catalanes. "Somos optimistas. Que la situación se arregle y no dañe a la economía. Esperamos que no haya boicot al cava", dijo también hace unos días el director general de Codorníu, Javier Pagès, quien no prevé que la situación política en Cataluña pase factura a sus productos.

La semana pasada, en el Congreso Aecoc celebrado en Valencia, el presidente de la asociación, Javier Campo, confirmó que el sector del gran consumo no está notando ningún boicot contra productos catalanes: "Por ahora no se nota nada. En otros momentos sí ha habido sensación de boicot que no hay ahora".

Campo añadía que los boicots son "desafortunados". "Este tipo de actitudes perjudica a todos, con un boicot no se soluciona nada", comentaba. Y tiene razón. Muchos consumidores españoles centran su ira al producto catalán sin saber que, por ejemplo, muchas botellas de cava cuenta con vidrio aragonés o corcho andaluz y extremeño. Igual ocurre con otros productos cuya firma es catalana, pero se producen en otras regiones españolas.