Los hogares españoles tiran 2,9 millones de toneladas de alimentos al año. En la UE, la cifra alcanza los 89 millones. Las pérdidas se producen en toda la cadena de valor (sector primario, industria, distribución y consumo final) y tienen un elevado impacto económico, social y medio ambiental, además de perjudicar la reputación e imagen del sector.

Al año se pierde hasta el 50% de los alimentos aptos para ser consumidos a lo largo de la cadena agroalimentaria. El 42% de los desechos alimentarios procede de los hogares, el 39% corresponde a empresas de producción, el 14% al canal horeca y el 5% restante a la distribución.

Los objetivos de la UE pasan por que, en el año 2013, cada uno de los estados miembro cuente con un plan nacional para reducir el desperdicio alimentario y, para 2050, todos ellos hayan reducido a la mitad el derroche de alimentos.

Conscientes de esta realidad, más de 100 compañías y asociaciones del gran consumo han firmado un decálogo (descargar aquí) para frenar este problema a través de dos vías: reducir el desperdicio -impulsando prácticas más eficientes en aspectos como el packaging y la logística- y optimizar el excedente alimentario -a través de su redistribución en los bancos de alimentos-.

La iniciativa, bajo el título “La alimentación no tiene desperdicio, aprovéchala”, es pionera en Europa y está liderada por Aecoc. Durante su presentación oficial en Madrid, presidida por el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, Aecoc ha firmado a su vez un acuerdo de colaboración con la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal), que persigue incrementar el volumen de mercancías entregadas a los 54 bancos de alimentos de España, profesionalizar sus procesos de captación y gestión de productos y aumentar el porcentaje de alimentos redistribuidos.

En las próximas semanas, más de 100 compañías del sector del gran consumo se unirán al centenar que ya participa en el proyecto (ver empresas y asociaciones adheridas hasta ahora).