El 45% del mercado de distribución y gran consumo en España no está controlado por las grandes superficies, a diferencia de lo que sucede en otros países. Los formatos con superficies pequeñas de venta resultan competitivos a pesar de no tener el nombre de los grandes distribuidores.

Este es uno de los grandes cambios que se han observado en los últimos años, según un estudio de Cognodata Consulting. La crisis económica ha originado un nuevo tipo de consumidor, más informado, que valora mucho el ahorro y se muestra aún más exigente al comparar continuamente quien le ofrece el mejor servicio y productos del mercado. Esto obliga a los distribuidores de alimentación a replantearse su negocio y orientarse mucho más hacia las necesidades y gustos de sus clientes.

Junto a ese primer cambio detectado, el análisis señala que el boom de las marcas blancas ha caído y ya no ganan cuota de mercado. El cliente vuelve a confiar en las marcas tradicionales y está dispuesto a pagar un poco más a cambio de mejor calidad.

Por su parte, ahora los fabricantes se saltan al retailer. Contactan directamente con el consumidor a través de promociones directas, marketing one to one o promociones segmentadas.

Asimismo, la compra online está ya muy presente en todas las cadenas de supermercados. Ahora despunta la compra a través del móvil. Las principales cadenas disponen de aplicaciones intuitivas para estos aparatos, lo que ha llevado a que la experiencia de compra del cliente mejore notablemente. El tiempo que pasan en la tienda se ha reducido drásticamente.

Por último, el estudio alude a la existencia de precios diferentes para el mismo producto. Por ejemplo, se está generalizando que, sobre todo los artículos perecederos, cambien de precio el mismo día a diferentes horas.