La sal de los alimentos procesados ha aumentado de media el 6% desde 2010, según un estudio realizado por la Ocu. Este incremento se nota especialmente en bollos y galletas, en los que este componente subió el 118%.

Sin embargo, para esta entidad, la evolución no ha sido similar en todos los grupos de alimentos. En diez de ellos, bajó el porcentaje de sal (croquetas y empanadillas, verduras congeladas y en conserva, platos de arroz y pasta, caldos, cremas y sopas, tomate frito, latas de atún y mejillones, pizza, queso fresco, pan de molde y patatas fritas). Por el contrario, en cuatro, la sal aumentó (platos preparados de carnes y pescados, sucedáneos de angulas, fuet y jamón cocido y las citadas galletas y bollos).

El informe, realizado tras analizar en el laboratorio 209 alimentos de este tipo, advierte de que el exceso del consumo de sal en la dieta diaria puede suponer un problema de salud, y recomienda a los fabricantes que se pongan de acuerdo para “reducir de forma conjunta y paulatina” el contenido de este ingrediente.

Asimismo, la organización recomienda a las personas que necesitan restringir su consumo de sal, que limiten aquellos alimentos procesados con un alto contenido de este componente y que comparen la cantidad de sal entre las distintas marcas.