Raimat ha clasificado sus 12 vinos en función de su intensidad con el fin de poner las cosas más fáciles a los consumidores. Los identifica así con un número, siendo el 1 el más suave y el 10 el más intenso en boca. Los vinos se han clasificado en dos ruedas distintas, una para rosados y tintos, y otra para blancos. El objetivo es ayudar a acertar en la elección y en la identificación de los gustos propios y maridajes más adecuados.

Según Elisabeth Figueras, enóloga de la firma vitivinícola, “la distancia entre bodegas y consumidores es evidente. Al consumidor le cuesta entender el mundo del vino en general, su lenguaje, y no es capaz de saber qué es lo que va a encontrar dentro de la copa. De nada sirve que hagamos cada vez mejores vinos si no conseguimos explicarlos y que quien los compra, los comprenda y los disfrute”.

Aunque al 70% de los españoles les gusta probar nuevos vinos, para la mayoría, elegirlo no es una tarea fácil, señala la bodega. Primero, por desconocimiento: el 65% de los encuestados admite que sabe poco o nada sobre vinos, y por eso nueve de cada diez optan por dejarse aconsejar. Además, el 44% no sabe definir qué vinos le gustan.

En segundo lugar, por falta de información: para siete de cada diez, la etiqueta de la botella no aporta datos suficientes para elegir y acertar. Por eso, más de la mitad de los españoles (54%) confiesa sentirse desconcertado a la hora de optar por un vino nuevo y seis de cada diez encuestados aseguran que no saben cómo elegirlo en función de lo que van a comer. Más del 73%, además, concluye que el mundo del vino está pensado solo para expertos.

Todos estos datos, fruto de una encuesta encargada por Raimat, corroboran la necesidad de acercar el mundo del vino al público. Pero, ¿cómo se suelen entonces elegir los vinos? Pues el 44% se guía por la Denominación de Origen y el 21% se fija en el precio. Les siguen, como criterios principales, la marca y la variedad de uva (10%). Y sólo para casi el 8%, el principal factor para decidirse por un vino es su etiqueta.