Pensemos en grande o dejemos de pensar
Hace escasos días GranConsumoTv comunicó de buena fuente (Kantar) que 2014 había sido un año malo. Que en este sector las ventas habían caído el 2,9% en valor y el 1,8% en volumen. Que alimentación se había ido para abajo el 1,4%, droguería el 0.3, los frescos un 4,8% y la perfumería se había salvado con un positivo 0,1%. ¡Y menos mal que los detallistas de mayor tamaño han pasado -aprobado- el ejercicio con victorias pírricas sobre el rojo que van del +0,6% de Mercadona al 0.2 de Dia% y Carrefour!
De gastar cada hogar 4.260 euros al año, nos hemos arrastrado a 4.160. 100 menos al año, 7,5 al mes. El gran consumo va mal. Dicen. No exageremos. ¡¡Siempre podemos encontrar datos buenos!! No se pongan ustedes tristones porque en 2015… todo se va a arreglar gracias a un previsible y preciado crecimiento del ¡+0,3%!
Bufff. ¿No hay nada más motivante para discutir?
Les aseguro que jamás he tirado la toalla ni dejado de pelear a muerte por un céntimo… pero ¿no hemos perdido un pelín de ambición? ¿Nos vamos a conformar con un 0,3? ¿Nos vamos a conformar por seguir en el negro? ¿Hay alguien que estime ilusionante crecimientos de este calibre? ¿O es que los directores comerciales han cambiado sus potentes herramientas de presupuestar por pies de rey y balanzas de precisión? Novatos o incautos quizá creerán que este negocio es parecido al de los cárteles sudamericanos de polvo fino en los que un gramo es un mundo de dinero o de ilusión…
Ya hace muchos años Gary Hammel distinguió entre dos miradas al futuro: la incremental y la disruptiva. La primera, conservadora y algo pepera consiste -para este escritor de management- en contar los céntimos, presupuestar misérrimos incrementos de venta y ahorrar restando taxis, cambiar menús a medios menús, pasar de consumir agua embotellada a vasodelgrifo y cerrar centralizadamente las calefacciones a las seis. Así se gasta menos energía -seguro- y se trabajan menos horas -también-. La segunda va de apostar a lo bestia -aunque sea loco- por hacer todo lo que se pueda para vender más. Canales nuevos, vendedores nuevos, productos nuevos, condiciones y modelos de negociación nuevos… Romper la baraja del incrementalismo y abrir una que exija reglas nuevas… Aire fresco de lo nuevo.
¿Con cuál se quedan? El exceso de prudencia nos puede abocar a administrar miserias y cerocomaunosporcientos. La ambición sana y la locura pensada a abrir nuevos caminos y a ilusionarse por números enteros o de doble dígito. Y que nada se me arrugue. Escoger entre el gris o la ilusión es posible.
¿Por qué no echar algo más de leña al carro del desánimo? ¿O hay alguien en este mundo decimal que le pone o que le anima un 0,3? Como lo de la evolución de P.I.B. salvado por el negro.
Y, si no, para los optimistas quedarán siempre las centésimas.