Antonio Agustín

| Tener o ser | -

Bodega de un supermercado Mercadona
Bodega de un supermercado Mercadona

Accedí hace unas semanas a un estudio solvente que defendía que la mayoría de los ciudadanos, entre comprar un bien o un objeto o disfrutar de una experiencia, se decantaban de forma creciente por lo segundo.

Propongo, a la luz de esta hipótesis, dos reflexiones.

La primera, más clásica, es la de cómo hacer para recuperar el terreno perdido de unas 'compras retantes y divertidas' en favor de una considerable monotonía y casi aburrimiento. De las históricas sonrisas que aparecían en la publicidad de la compra en Pryca a la contagiosa racionalidad triste y escasamente motivadora mercadoniana.

Recuperar algo de lo dionisíano (emoción, sentimiento) en detrimento de lo apolíneo (la razón) -más habitual-.

Las marcas seguramente tienen mucho que decir en la animación de un punto de venta. Adquirir una marca solvente da seguridad si lo comparamos con quedarse una de 'blanca', ideal para cubrir el expediente. También las novedades ingeniosas que incitan a un consumo diferente o incluso las promociones locas que pueden animar el bolsillo del más Leoncio y aburrido.

Como lo es la decoración, la creación de un ambiente que permite mover los hilos de la película con el objetivo de que los clientes vuelvan a disfrutar de comprar.

La segunda reflexión es un poco más honda. A ver si me explico. Quizá comprar no puede ser más divertido y quizá no valga la pena esforzarse en cambiarlo. Y que lo molón es consumir: sea caldo, sea agua, sea cacao indisoluble o sea tomate de Barbastro.

En este caso, el plan consistiría en que los fabricantes siguiesen en su papel de enamorar y motivar a consumidores maltrechos por una dura jornada y que los tenderos vendiesen con ellos que la moto de lo que vale la pena, viene luego.

¿Ser o tener? ¿Tener o disfrutar? ¿Comprar o disfrutar de una experiencia?

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