En aquellos primeros momentos, los consumidores se agolparon en las tiendas, en una experiencia inédita para las empresas y sus trabajadores. Este hecho creó enormes problemas logísticos y de presión sobre las cadenas de supermercados y mayoristas. Afortunadamente, la capacidad de los empresarios para anticiparse a los problemas y tomar decisiones rápidas, así como la actitud profesional, responsable y generosa de los trabajadores, permitió que, en muy poco tiempo, los ciudadanos recuperaran la confianza.

Transcurrido un año -(nota del editor: este artículo forma parte del Anuario de la Innovación 2021 publicado en el mes de marzo)- de ese momento que todos recordamos, creo que lo más interesante es analizar cuáles fueron las circunstancias que permitieron transmitir confianza y tranquilidad a la población en un tiempo récord y que España haya sido el país con menos rotura de stock de nuestro entorno. Todo ello no ha sido fruto de la casualidad ni de la improvisación, sino de un modelo de distribución alimentaria que se encuentra entre los más eficientes de Europa basado en el equilibrio empresarial, la competitividad, la introducción de modelos de gestión altamente innovadores, el componente tecnológico y la gestión de personal.

Entre los aspectos que han sido fundamentales en esta crisis para las empresas de la distribución alimentaria y que lo seguirán siendo en el futuro, considero que debemos reflexionar sobre tres de ellas, que son la innovación, el servicio a la sociedad y el talento.

Innovación

En Asedas entendemos la innovación en un sentido amplio. Las empresas que se agrupan en esta asociación han sido capaces, a partir de la década de los 90, de transformar el formato del supermercado gracias a su capacidad para incrementar su tamaño -a menudo en forma de cooperativas, franquicias y con el apoyo de las centrales de compra- para poder ofrecer un amplio abanico de productos en proximidad a precios muy competitivos. Hoy, este tipo de supermercados asegura que los consumidores españoles, vivan donde vivan, tengan un surtido de alimentación a menos de 15 minutos de sus casas, siendo un factor fundamental de desarrollo rural y fijación de la población.

La tecnología ha tenido una gran importancia en este camino hacia la eficiencia, especialmente en cuestiones logísticas y de organización de surtido. Es destacable la gran cantidad de “tecnología oculta”, que optimiza, cada vez más, la gestión interna del supermercado y que tiene impacto en áreas transversales, como por ejemplo el medio ambiente, al limitar el desperdicio alimentario y optimizar el uso de recursos.

Por supuesto, el comercio electrónico es un factor muy importante de la digitalización del sector, que no cabe dejar de lado. La pandemia ha obligado a hacer un gran esfuerzo en este sentido y, en pocos meses, se han experimentado grandes avances en las plataformas logísticas que dan este servicio a domicilio. También se ha puesto de manifiesto que el futuro pasa por la optimización de ambos canales. La figura creciente del “consumidor mixto”, que es aquel que compra tanto en tienda física como online en función de su conveniencia, es prueba de ello. Es lo que llamamos la “proximidad digital”. Las ventajas de las tiendas físicas llegan a los consumidores vivan donde vivan. Por eso, la tarea que se presenta por delante es hacer el comercio electrónico en alimentación sostenible desde el punto de vista social -hacer que sus ventajas lleguen a todos por igual-, medioambiental -el problema de la última milla, del que la mayoría de los consumidores no es consciente, sigue siendo un reto para la movilidad eficiente y limpia- y económico, ya que debe alcanzar la rentabilidad dentro de los modelos de las cadenas.

Servicio público

La labor de las empresas no es otra que llevar un surtido completo de productos de gran consumo a precios
competitivos muy cerca de las casas de los consumidores, vivan donde vivan. Este hecho ha adquirido una nueva dimensión social con la pandemia, que ha hecho comprender al conjunto de la sociedad por qué el acceso a la alimentación es ahora y debería ser siempre un servicio esencial.

La alta capilaridad del formato del supermercado ha ayudado a la población a limitar sus movimientos para abastecerse de productos básicos con la tranquilidad de contar con todo lo necesario para el bienestar de las familias. Durante estos meses, los empleados de los supermercados han recibido incontables muestras de cariño por parte de los clientes porque han recibido una atención personalizada y han visto cubiertas sus necesidades. Éste es el gran servicio social que se realiza todos los días en las tiendas y es un servicio que no sería posible sin su gran valor: el talento, el compromiso y el sentido de pertenencia de los empleados de los supermercados.

Talento

La pandemia ha puesto de manifiesto el gran valor de los empleados de las tiendas y de las plataformas logísticas de los supermercados. Se trata de un compromiso que han experimentado los vecinos de los barrios y de los pueblos donde las cadenas operan y que, con la reciente tormenta Filomena, que ha requerido un nuevo esfuerzo para abastecer las tiendas más afectadas, se ha comprobado inagotable.

El talento en los supermercados es muy variado, pero tiene como denominador común el alto grado de especialización en las tiendas (reponedores, cajeros, jefes de tienda...), en las plataformas logísticas y en los puestos más recientes relacionados con la digitalización y el medio ambiente. Y también que se trata de un empleo joven, estable, diverso y con un alto componente femenino.

Por lo tanto, innovación, servicio a la sociedad y talento son tres grandes ejes que explican la realidad de los supermercados y que el formato de distribución alimentaria en proximidad esté siendo un gran aliado de los ciudadanos durante esta pandemia.

Tribuna de Ignacio García Magarzo, director general de Asedas, incluida en el Anuario de la Innovación 2021 de Food Retail & Shoppers. Clic aquí para descargarlo de forma directa y gratuita.  

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