Retailers | ¿Es Mercadona culpable de la ruina del campo? La respuesta de Juan Ramón Rallo

El economista profundiza en las razones que hay detrás de las diferencias de precios en origen y en destino, y en si son las grandes cadenas de distribución quienes estarían obteniendo la principal tajada.

Un mensaje bastante extendido, en relación con las protestas de agricultores y ganaderos a las que asistimos cada cierto tiempo, es que su situación de precariedad económica se debe a los intermediarios, es decir, a aquellas empresas especializadas en poner en contacto a productores y consumidores, que son quienes estarían comprando muy barato a los agricultores y ganaderos, y vendiendo a su vez muy caro a los consumidores. De ahí que una de las principales reivindicaciones de estas protestas sea "precios justos para el campo".

Pero, ¿es esto realmente así? ¿Son las grandes cadenas de distribución las que se están llevando la mayor parte del pastel? Lo primero que advierte Juan Ramón Rallo es que las frecuentes comparativas de precios entre origen y destino "no son informativamente válidas", porque un producto no es el mismo en origen que en destino: "No es lo mismo poder adquirir todos y cada uno de los productos que necesito en un establecimiento al lado de mi casa que ir a comprar cada uno de esos productos por separado allí donde han sido producidos".

Rallo hace referencia así a la "larguísima cadena de valor, de la que a veces no somos conscientes", que está implicada desde el momento en que se produce un producto y se vende en origen, y el momento en el que podemos comprarlo en el supermercado: "Transportar, seleccionar, descartar, almacenar, organizar y distribuir los productos son actividades que conllevan costes y por las que el consumidor está dispuesto a pagar", señala.

El experto desgrana los eslabones de la cadena que hacen posible llevar un determinado producto hasta el consumidor, sumando en cada paso importantes costes: debe tenerse en cuenta el transporte al mayorista, en ocasiones a través de una central hortofrutícola; el mayorista en origen añade costes de destrío y mermas, materiales, mano de obra, gastos generales, gastos comerciales, el propio transporte y su propio beneficio; desde el mayorista en origen, a su vez, tiene que llegar al mayorista en destino, como por ejemplo Mercamadrid, que tienen sus propios costes: gastos generales, nuevas mermas que se hayan producido durante el transporte y su propio beneficio...

Y de nuevo tienen que llegar los productos hasta las tiendas finales donde los consumidores los adquieren; tiendas que, a su vez, tienen nuevos costes: el transporte hasta el punto de venta, las mermas adicionales, la mano de obra, costes generales y su propio margen de beneficio. Costes que, además, están grabados con impuestos: el impuesto de hidrocarburos a los transportistas o el impuesto especial a la electricidad y un largo etcétera.

Una vez aclarada esta parte, como punto de partida, Rallo continúa con su análisis: "Todos tenemos en la cabeza a una empresa que es muy grande, que es muy buena en logística y que lleva muchos años saltándose algunas de estas etapas de la cadena de intermediación con sus propios interproveedores, como es Mercadona". En palabras de este experto, "en teoría Mercadona sería una empresa que está muy cerca de pagar los precios de origen y de cobrar los precios en destino". La razón no es otra que "porque sería ella misma, o sus interproveedores especializados, los que desarrollarían y asumirían toda esta cadena de intermediación anteriormente mencionada". Ahora bien, significa esto que Mercadona ¿se estaría beneficiando de la gran diferencia de precios existente entre el campo y el consumidor?

Margen de beneficios de Mercadona

Para dar respuesta a esta pregunta, el economista examina la cuenta de resultados de la cadena de supermercados en 2022, año en el que nominalmente tuvo los mayores beneficios de toda su historia, para tratar de averiguar "qué ingresos por venta, o lo que es lo mismo, cuánto gana Mercadona por cada euro que vende al consumidor final". Con números en la mano, la conclusión que vemos es que el margen de beneficios que Mercadona obtuvo en 2022 sobre ventas, antes de impuestos, es del 3,2%, quedando reducido al 2,5% después de impuestos. "Es decir, que el margen de beneficios sobre ventas de Mercadona fue de 2,5 céntimos de euro por cada euro de ventas; o dicho de otra manera: de cada euro que pagamos a Mercadona, 97,5 céntimos van destinados a cubrir costes; de ellos, 88 céntimos estarían absorbidos por los pagos a proveedores y los salarios de sus casi 100.000 trabajadores... A los que habría que añadir otros costes, como el de electricidad, alquiler de locales, etc.".

Llegados a este punto, cabría pensar ¿cómo es posible que Mercadona entonces sea rentable con un margen de beneficio sobre ventas del 2,5%? Tengamos en cuenta, además, que su margen de beneficios podría ser algo superior, pero no mucho mayor. En el más exagerado de los casos, partiendo del supuesto de que vendiera la alimentación seca sin obtener ningún beneficio, Mercadona ganaría en los frescos 10 céntimos por cada euro vendido. Como es obvio, su margen sobre los alimentos frescos podría estar en el 5,6 o, como mucho, en el 7%.

Rallo lo explica en pocas palabras: "Mercadona es tremendamente rentable porque su fuente de beneficio no está en que gane mucho dinero por cada unidad que vende, sino en que vende muchísimas unidades. Por poco que ganes en cada venta, si tus ventas son muchísimas, al final terminarás ganando muchísimo en relación con el capital que has invertido en ese activo". Y esa es la clave del beneficio de Mercadona (o de cualquier otro supermercado), como explica el experto: "No ganar muchísimo sobre cada unidad vendida sino vender muchísimas unidades sobre las que se gana un poquito".

Forzar precios bajos

Ahora bien, esto no significa, según Rallo, que no pueda darse el caso de que Mercadona o cualquier otro intermediario "fuercen a pagar muy poco a los agricultores para también mantener precios muy bajos de cara a los consumidores, que cubran todos los costes". Dado que, como hemos visto con anterioridad, no hay mucha diferencia entre el coste de producción y distribución de un producto de su precio de venta final, y sus beneficios los obtiene de vender mucho, "a Mercadona no le interesa que haya mucha diferencia porque obtiene sus beneficios de vender mucho, y eso lo consigue manteniendo los precios lo más bajos que pueda, cubriendo costes lógicamente, para así batir a la competencia y maximizar su volumen de ventas", añade el experto.

O lo que es lo mismo, si Mercadona pagara mucho más a sus proveedores, incluyendo a los agricultores, tendría que cobrar mucho más a los consumidores y la cuestión que formula Rallo al respecto es: "¿Los consumidores españoles están dispuestos a pagar mucho más para que los intermediarios, a su vez, paguen mucho más a los proveedores? Por desgracia para los proveedores, me parece que no".

En definitiva, la causa de la precariedad económica en la que viven muchos agricultores no hay que buscarla en los intermediarios, según argumenta el economista, "los cuales no tienen márgenes de beneficios sobre ventas demasiado altos", sino que los problemas residen en otro tipo de factores, entre los que cabe destacar la baja productividad de muchas explotaciones; la alta regulación y burocratización de la actividad agraria en España; o el bajo poder adquisitivo del mercado local, donde se podrían comercializar directamente y a bajo coste de distribución muchos de estos productos...

El experto concluye con un mensaje claro: "No matemos al mensajero, no matemos al intermediario". En lugar de ello, su propuesta pasa por reclamar a los políticos, nacionales y europeos, que "no encarezcan artificialmente" la profunda reconversión que el sector agrario necesita "con regulaciones absurdas y con burocracias redundantes”, es decir, “que nos les compliquen más aún la vida a los agricultores".

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