José H. A. e Iván G., de 34 y 21 años, han sido detenidos acusados de agresión sexual a un mínimo de cuatro chicas menores de edad. Ambos se hacían llamar en redes sociales “Los Petazetaz”, un dúo que produce contenido para redes sociales en dos cuentas en Instagram y TikTok (aquí bajo el nombre de @newteamcoco) que suman casi 80.000 seguidores.
Su éxito entre el público joven les permitía contactar con sus víctimas, a las que invitaban a su casa, donde presuntamente las drogaban y después agredían sexualmente. Los detenidos, además, grababan a las chicas mientras mantenían relaciones sin que ellas fueran conscientes en muchos casos.
Tal era la identificación que estos dos "influencers" sentían con la marca, y que se plasmaba en sus vídeos hasta el punto de rechazar Red Bull, que Eneryeti ha sufrido una inevitable e inesperada crisis de reputación.
Al igual que otros muchos usuarios de redes sociales, Angel Gaitán, un influencer de primer nivel con cuatro millones de seguidores, se ha hecho eco de la noticia, narrando además que fueron a su taller a pedir que se hicieran unos vídeos con Eneryeti de coco. "Los de Eneryeti tienen que estar contentos. Vaya filón habéis encontrado para promocionar vuestra bebida", manifiesta en un vídeo.
La situación surgida en redes ha obligado a la marca a emitir el siguiente comunicado, que reproducimos íntegro:
"En relación a los comentarios relacionando a nuestra marca ENERYETI con “Los Petazetaz”:
- No tenemos ni hemos tenido ninguna relación de patrocinio, colaboración o contractual, directa o indirecta, con estos creadores de contenidos en redes sociales.
- Como en muchos otros casos en las redes sociales, los consumidores interactúan con productos de forma orgánica y por voluntad propia. No hemos tenido ni tenemos control sobre estos contenidos publicados ni han sido aprobados por nosotros.
- Desde nuestra empresa rechazamos expresa y frontalmente cualquier comportamiento inmoral e ilícito y queremos mostrar nuestro máximo apoyo y sensibilidad con las víctimas de los mismos.
Este caso puede hacer reflexionar a las marcas sobre la necesidad de intentar evitar activamente su exposición continua e indeseada en boca de influencers cuyo contenido puede no concordar con la imagen que desean proyectar a sus consumidores. "¿Pero hasta qué punto se puede impedir que dos 'mataos' tomen tu marca por bandera?", se pregunta un experto.
