Los robos en los supermercados son un problema que se ha incrementado con la subida de precios indiscriminada en la cesta de la compra. Sin embargo, por lo que respecta a España, los cacos tienen preferencia por unos u otros artículos según la región en la que estén. Esto es lo que revela el último informe de STC, compañía especializada en la protección de productos en el punto de venta.

Según este análisis, en Castilla y León no perdonan la caña de lomo; en Canarias, Ceuta y Melilla desaparece el aceite de oliva – virgen extra, por supuesto –; en Andalucía son fieles a las cuñas de queso como en Castilla La Mancha; el cava sale a mansalva de los supermercados en Cataluña; y el pulpo vuela en Asturias y Galicia. Aunque lo que más sorprende son los langostinos y gambas que se esfuman de los supermercados cántabros cuando menos te lo esperas, asegura.

"Si algo hemos aprendido en las últimas décadas es que el hurto no es inherente en particular a nadie. Hurtan los jóvenes, los adultos y los mayores, sin diferencia de sexo ni siquiera de condición económica. Los hurtos se cometen a partes iguales entre clientes habituales y ladrones profesionales, aunque la motivación es diferente", afirma Salvador Cañones, socio-director de STC. "El cliente habitual puede hacerlo por varias razones, aunque ninguna justificaría la comisión del hurto. En cambio, el profesional obedece a un trasfondo puramente económico: hurta aquello que tiene alto valor y un gran atractivo, porque es fácilmente revendible, como las bebidas alcohólicas o los ibéricos", apostilla.

HURTOS POR REGIONES

El estudio, que se ha realizado en establecimientos de todo el territorio nacional, arroja datos curiosos sobre las preferencias a la hora hurtar según la comunidad en la que se vive. Por ejemplo, la pasión por las conservas de bonito y atún en Madrid, Aragón País Vasco o Cantabria; o que en las Islas Baleares los dos productos 'especiales' que más desaparecen sean el queso de Mahón y los licores originarios de las islas.

Esto apunta a que hay un nexo en común que existen en la pérdida desconocida y que es independiente de la comunidad de origen. Esto es, se prefiere hurtar productos gourmet (caña de lomo, quesos D.O, carnicería selecta); hay predilección por lo autóctono (vinos con D.O, productos locales); también por los que nos proporcionan placer (helados, chocolate, frutos secos); y siempre artículos de la dieta Mediterránea (aceite de oliva, atún, bonito…) lo que nos da una radiografía detallada del perfil y preferencias del consumidor.

El Top 5 de los productos más hurtados lo ocupan los ibéricos, licores, el atún o los vinos. En todas las comunidades se ha detectado un producto favorito para llevarse sin pasar por caja, y que nos ayuda a distinguir los gustos por comunidades.

El estudio señala que los cacos hurtan generalmente aquello que les gusta, que no pueden permitirse o que les hace sentir bien. En esta misma línea, cabe incluir aquello que "está al alcance", es decir, se sustraen productos simplemente porque se puede hacer. En este caso, la protección actúa como elemento disuasorio.