Las aguas están revueltas desde hace un tiempo en el seno de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Tras la salida de la bodega Artadi de su Consejo Regulador, ahora otras 60 agrupadas en torno a la Asociación de Bodegueros de Rioja Alavesa (ABRA) están dispuestas a unirse a ella.

Y es que de las más de 500 bodegas que tiene la denominación, unas 300 están en Álava, donde se produce el 22% de la uva, pero se comercializa en torno al 36%, informa El País. Artadi no está conforme con una denominación de origen que, según critica, busca crecer. Su apuesta es la diferenciación. Y por eso, propone un etiquetado específico que deje solo Álava a la vista. Así, la actual situación, en la que sólo el 11% del vino que se consume en Bilbao es de Álava, cambiaría si la procedencia figurara claramente en la etiqueta.

La salida de Artadi se ha producido en un momento en el que el Consejo trabaja en la configuración de una nueva categoría que trate de reconocer los vinos de paraje o de finca en la etiqueta y ya se ha enviado un borrador a las bodegas para que lo estudien, pero sin especificar el municipio donde se elabore ni la provincia.

Las consecuencias económicas de esta batalla son imprevisibles para el negocio, que ha facturado 1.200 millones de euros correspondientes a los 280 millones de litros vendidos en 2014. De hecho, Rioja es una de las denominaciones que más ha crecido en tres décadas.