Lidl ha lanzado en Francia un nuevo modelo de incentivo dentro de su programa de fidelización a través de su aplicación Lidl Plus: por cada 50 € de gasto, el cliente obtiene 5 € de crédito para la semana siguiente, aplicable a su cesta de la compra.
Es un cambio de paradigma claro respecto a la lógica tradicional promocional y se acerca a enfoques como los de Leclerc, pero con un elemento diferencial relevante: el incentivo no se ancla a productos ni marcas, sino al cliente: premiar gasto y recurrencia en lugar de incentivar compras aisladas.
En un mercado donde las promociones se han convertido en un modo de atraer al cliente, Lidl apuesta por un movimiento inusual asumiendo directamente el coste del incentivo. No se trata de promociones financiadas por los fabricantes, sino de una inversión directa del retailer en su relación con el cliente.
Con esta estrategia Lidl quiere asegurar la frecuencia de visita. Una estrategia distinta a la de Carrefour, aunque parte de la misma lógica. Carrefour lleva años trabajando con promociones similares, especialmente a través de su modelo de cashback basado en ChequeAhorro o cupones generados sobre el total del gasto.
Pero hay una diferencia estratégica clave: Carrefour concentra el uso del incentivo en días concretos de la semana, orientando al cliente hacia momentos específicos de tráfico controlado. Lidl, en esta iniciativa en Francia, no impone ninguna restricción temporal. El crédito es utilizable de forma libre dentro del plazo estipulado, lo que convierte el incentivo en un plus de recurrencia de gestión del flujo de tienda.
Esta ausencia de limitaciones refuerza el posicionamiento de Lidl como un operador que prioriza la continuidad de visitas. Es un enfoque más propio del retail especializado que del gran consumo, donde históricamente la fidelización ha sido un apéndice de la promoción, no un eje estratégico en sí mismo.
Con esta iniciativa en Francia, Lidl no solo incrementa el atractivo de su app; redefine qué significa fidelizar en un entorno de inflación, sensibilidad al precio y búsqueda constante de valor por parte del shopper.
Si esta estrategia resulta ser eficaz en Francia, otros retailers podrían reforzar o rediseñar sus programas de fidelización, avanzando hacia un sistema que ofrezca descuentos directos para premiar la lealtad de sus clientes.
