Mientras decrece la preocupación de las empresas españolas por la repercusión de riesgos industriales tradicionales, como las catástrofes naturales o los incendios, la inquietud llega ahora por otras contingencias, como la pérdida de beneficios y los incidentes cibernéticos. Estas son algunas de las conclusiones principales que adelanta el Barómetro de Riesgos 2017 de Allianz.

Según este análisis, las pérdidas económicas preocupan al 52% de los encuestados. En este sentido, el director general de AGCS España, Juan Manuel Negro, recuerda que el "creciente número de actividades subcontratadas" ha provocado que los procesos de producción sean "más vulnerables" en términos de pérdida de beneficios. "La capacidad alternativa de producción de muchas organizaciones se ha reducido", asegura.

Por su parte, el 39% teme los incidentes cibernéticos (ciberdelitos, pérdida de datos o fallos tecnológicos). El informe señala que el aumento de la interconectividad y la sofisticación de los ataques “no solo entraña un enorme riesgo directo para las empresas, sino también un riesgo indirecto a través de la exposición de infraestructuras críticas, como TI, agua y suministro eléctrico”.

Para el 29% de encuestados los cambios regulatorios (nuevas sanciones económicas o mayor proteccionismo) constituyen también un motivo de preocupación.

A ello le siguen los incendios o explosiones (27%), las catástrofes naturales (27%), el desarrollo de los mercados en aspectos como la volatilidad, intensificación de la competencia o el estancamiento del mercado (22%) o la evolución macroeconómica, debido a programas de austeridad o inflación (19%).

Las deficiencias de calidad, los defectos en serie o la retirada de productos son señaladas como un riesgo por el 16% de los encuestados, mientras que los peligros políticos (guerra, terrorismo o revueltas) preocupan al 13% y la pérdida de reputación o valor de marca, al 10%.