La inflación de los alimentos en España cerró 2022 por debajo de la media de los países de la Unión Europea, según datos el Instituto Europeo de Estadística (Eurostat). En concreto, el pasado ejercicio concluyó con un incremento medio de los precios de los alimentos en la Unión del 17,8%. Frente a ello, en España fue del 15,7%, recoge el diario La Razón.

De los 27 países que integran la UE -a los que el análisis añade a Serbia y Noruega-, sólo diez cerraron con un IPC alimentario inferior al español. Y en dos de ellos, Bélgica y Grecia (15,4%), fue casi igual al de España. En Portugal (19,9%) y Alemania (19,5%) el incremento fue muy superior al español. La subida más abultada fue la de Hungría (47,9%).

La polémica en torno al precio de los alimentos lleva meses siendo noticia de actualidad desde que en septiembre del pasado año la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lanzase su idea de crear una cesta básica a precios controlados y llegó a acusar a las empresas de estar "forrándose" con la inflación.

El sector, por su parte, ha insistido en sus esfuerzos para contener el impacto que están teniendo los altos costes de producción y la escalada de la energía y critican el "infinito desconocimiento" que revelan estas afirmaciones.

ESTRECHOS MÁRGENES

Según explican fuentes de la patronal al citado medio, el problema de los precios "no es una cuestión de márgenes, sino de costes". En 2021, su rentabilidad media fue del 2,3%. Pero según los resultados correspondientes al primer semestre de 2022, Carrefour, por ejemplo, obtuvo un margen de apenas el 0,6% mientras que Mercadona, la principal cadena de supermercados de España, registró un margen de 2,7 céntimos por cada euro vendido en 2021. En el caso de Dia, en el primer semestre del pasado ejercicio, la cadena perdió 104 millones de euros.

En cuanto a la reducción del IVA de ciertos alimentos básicos que ha entrado en vigor a principios de año, no es una medida suficiente para el sector. Para paliar esta crisis, la distribución reclama medidas destinadas a la cadena alimentaria que ayuden a bajar el "tsunami de costes" de la energía, del transporte y de las materias primas que soportan, lo que daría como resultado un abaratamiento mayor del precio de la comida. Y alertan de que si todos estos componentes siguen el alza, los alimentos seguirán subiendo su precio.

Por si todo esto fuera poco, en los últimos días, unas declaraciones de la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, llamando a "frenar los pies" a "capitalistas despiadados" como el presidente de Mercadona, Juan Roig, han acrecentado la polémica. Belarra, secretaria general de Podemos, acusaba el presidente de la enseña valenciana de "estar haciéndose de oro a costa de la crisis económica derivada de la guerra de Ucrania".

Podemos planteó recientemente al ala socialista del Ejecutivo fijar precios máximos de los alimentos básicos al nivel que tenía en febrero del año pasado, antes de que comenzara la guerra de Ucrania.