Retailers | Guía de Aces para reducir el desperdicio alimentario

La patronal de supermercados propone buenas prácticas que van desde la elaboración de la lista de la compra hasta elegir los productos que mejor se adapten a las necesidades familiares.

El desperdicio alimentario alcanza el 45% en los hogares
El desperdicio alimentario alcanza el 45% en los hogares

La Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (Aces) ha elaborado una guía con recomendaciones para evitar el desperdicio de alimentos en los hogares. Los supermercados proponen buenas prácticas que van desde la elaboración de la lista de la compra hasta cómo elegir aquellos productos que mejor se adapten a las necesidades de consumo de cada familia, cómo conservarlos y prepararlos.

Según distintos estudios, el desperdicio de alimentos en los hogares podría alcanzar el 45% del total, una cifra que invita a que cada hogar analice qué puede hacer para evitarlo. “Es necesario evitar el desperdicio, sin embargo, no se puede frivolizar con los temas de seguridad alimentaria y poner en juego nuestra salud”, apunta Aurelio del Pino, director general de la asociación.

La primera recomendación es elaborar una adecuada lista de la compra. Lo mejor es acompañarla con un ejercicio periódico de revisión de la despensa porque tan malo es almacenar en exceso, como encontrarse con la falta de un producto que se consumen en casa habitualmente. No hay que limitarse a comprobar lo que tenemos o no en stock, es el momento también de verificar el estado de conservación de los productos, sus fechas de consumo preferente, etc. y así evitar que hasta el 10% de lo que compramos acabe en el contenedor.

El mayor reto del responsable de la compra es conseguir una dieta equilibrada, sin salirse del presupuesto familiar. Para ello hay que comparar entre formatos y enseñas y así encontrar el o los establecimientos que mejor se ajusten a las necesidades de cada hogar.

Otra recomendación es aprovechar las promociones sobre todo en productos de larga duración. Anticipar la compra de determinados alimentos puede suponer un ahorro de hasta el 20% pero, en estos casos, hay que adquirir la cantidad que previsiblemente vaya a ser consumida dentro de un plazo razonable.

En cuanto a los envases, los de formato ahorro y familiar también permitirán una ventaja económica de en torno al 10%, pero solo si se corresponden con el tamaño del hogar y su ritmo de consumo. Junto a los tradicionales hay multitud de envases auto cierre que son los más recomendables cuando se compran productos como los loncheados que se van a consumir poco a poco.

Para los productos frescos, donde se produce alrededor de un 40% del desperdicio, se sugiere valorar las opciones que ofrecen la mayoría de las cadenas.

No renunciar nunca a probar novedades o nuevas gamas de producto. No obstante, conviene leer bien las etiquetas y las denominaciones e ingredientes, especialmente en el caso de familias con dietas especiales, alergias o intolerancias.

Por último, hay que diferenciar bien entre las fechas de consumo preferente y de caducidad. En el primer caso el fabricante indica el tiempo que el alimento mantiene intactas sus propiedades organolépticas (olor, sabor, textura, etc.) sin que su ingesta posterior suponga un riesgo. Consumir cereales, arroz o especias después de esa fecha no es peligroso, pero puede que hayan perdido algo de aroma o textura. La fecha de caducidad se indica en productos perecederos y con riesgo microbiológico como carnes y pescados frescos, los cuales no deben consumirse después de la fecha indicada porque hay riesgo de que el alimento se encuentre en mal estado.

La primera norma, tanto en la nevera como en la despensa, es colocar los productos recién comprados detrás de los antiguos en el caso de que aún quedaran existencias de compras anteriores:

Conviene conservar los productos congelados separados por familias (carnes, pescados, verduras, precocinados, postres), en su envase original y prestar atención a las condiciones de congelación en función de la potencia de los electrodomésticos.

Las carnes y pescados hay que guardarlos dentro de la barqueta, ya que alarga su vida y cualidades. Si no, colocar en un recipiente hermético para evitar resequedad y mezclas de sabores y olores, y en la parte alta del refrigerador en la que la temperatura suele ser menor.

Salvo en épocas de calor, las frutas y hortalizas se mantienen bien a temperatura ambiente durante algunos días. El frío puede acelerar la maduración de algunos productos (plátanos y bananas, por ejemplo).

El resto de productos frescos se deben conservar a la temperatura y condiciones indicadas por los fabricantes y, de no indicarse nada, preferentemente en el refrigerador o en un lugar fresco, seco y al abrigo de la luz directa.

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