El Brexit, la moda antiazúcar y que pueda haber nuevos impuestos... Son los tres riesgos inmediatos a los que Coca-Cola debe hacer frente, según señala un análisis presentado por Coca-Cola European Partners dentro de su informe anual. Los tres preocupan por igual, los tres quitan el sueño a Sol Daurella y compañía...

"Hay riesgos en cuanto a la estabilidad a corto y largo plazo del euro, lo que podría hacer que varios países apuesten más por monedas locales o, en circunstancias más extremas, salir de la Unión Europea", ha comentado Coca-Cola en alguna ocasión, poniendo como gran ejemplo a Reino Unido. El Brexit, efectivamente, preocupa a la multinacional, pues aprecia que puede provocar importantes incertidumbres sobre la economía británica en particular y europea en general. Coca-Cola European Partners señala que pueden aumentar los costes operativos y haber restricciones tanto en el movimiento de capitales como en la movilidad de los trabajadores.

Sobre el azúcar, la compañía entiende que la tendencia actual de los consumidores es acudir a productos considerados 'más saludables', siendo el azúcar un ingrediente que es "visto negativamente". "Esto nos expone al riesgo de que no podamos contrarrestar esta percepción de estar en una categoría negativa, por lo que debemos evolucionar rápidamente nuestra cartera de productos de forma suficiente para satisfacer los cambios en las preferencias de los consumidores", explica Coca-Cola.

Esta moda antiazúcar, entiende la empresa, puede perjudicar a su volumen de ventas y a sus resultados financieros, por lo que propone reducir el contenido calórico de sus productos mediante la innovación y la reformulación de los mismos. También propone introducir envases más pequeños y una mejor política de comunicación y marketing para explicar bien a los consumidores el contenido de sus productos y evitar de esta forma la posible percepción negativa que pueda haber. De hecho, Coca-Cola aprecia que en la actualidad hay más campañas "sobre un estilo de vida saludable", un mayor escrutinio por parte de los medios de comunicación y una mayor sensibilidad a través de las redes sociales.

El tercer gran riesgo que hace temblar a Coca-Cola está relacionado con el anterior, pues la compañía cree que los gobiernos podrían aplicar nuevas medidas impositivas para rebajar el consumo de azúcar entre los ciudadanos. Un ejemplo lo encontramos en España, donde el Ejecutivo de Mariano Rajoy aún tiene pendiente detallar un impuesto que pretende reducir el consumo de bebidas azucaradas.

Coca-Cola cree que puede haber también más controles de ventas y más restricciones en la publicidad de sus productos.

La multinacional también considera otros riesgos a tener en cuenta, como los ciberataques que pueden amenazar sus sistemas de seguridad y la confidencialidad de sus datos. "Puede haber una interrupción de nuestras operaciones y daños a la reputación de nuestra empresa", señala. También ve importante, como siempre, mantener la competencia en el mercado ante compañías rivales que están aumentando sus negocios; y garantizar la seguridad de sus productos, para que no haya problemas y no tener en ningún momento una crisis de marca que pueda perjudicar la reputación de la compañía.