De la huerta y la granja a la mesa

Últimamente mi timbre no para de sonar. Ding dong, “traigo un paquete”, ding dong, “Mapi Hermida, soy de MRW”, ding dong, “le traigo un envío para meter en el congelador”. Este es mi día a día. Algunos pensaréis que soy una afortunada por recibir un buen número de productos para probar diariamente. No os miento que me siento muy afortunada de poder conocer sin moverme de mi salón multitud de propuestas. Pero también, es una gran responsabilidad. Por un lado, una se siente obligada a degustarlos y dar buen reporte de los mismos tanto al que los envía como a mis seguidores. Y, por otro, para mí es importante no tirar nada, y que el producto, en algunos casos perecedero, sea bien aprovechado, lo que me obliga a hacer verdaderos malabares con mi nevera.

Así me pasó. Cuando recibí el pedido de verduras de la nueva plataforma virtual “De puesto en puesto", tuve que liberar un buen espacio en mi frigorífico, y organizar un menú semanal a base de aquellas delicias de la huerta para que no se estropeasen.

Una compañera de trabajo me había comentado algo sobre este marketplace a modo de mercado de abastos virtual en el que encontrar las propuestas de diferentes productores locales de todos los rincones de España.

Un auténtico showroom de productos “Made in Spain”, desde carnes, frutas o verduras pasando por salazones, ibéricos o mariscos provenientes de pequeños ganaderos o agricultores locales. Fruto del esfuerzo y de hacer bien las cosas, algunos de ellos han conseguido incluso llegar a ser proveedores de restaurantes con Estrella Michelin.

La experiencia con la Web "De puesto en puesto" es muy sencilla. Se organiza como un mercado donde ahora hay diez puestos con diferentes variedades y proveedores en los que comprar productos frescos directamente al productor, quien se encarga de enviar el pedido a tu casa en un plazo máximo de 2 días desde su lugar de origen. Al eliminarse el margen de la distribución, los precios son más ajustados.

Cada uno de los puestos tiene una historia que contar. Yo elegí La Finca de los Cuervos, detrás de la cual se encuentra Santi Pérez, que dejó su trabajo para irse a Reino Unido a conocer una de las huertas ecológicas líderes del mundo, donde aprendió de la mano de los mejores profesionales del sector, para ponerlo después en valor en su propio negocio de vuelta a su Galicia natal hace más de 10 años.

Ya había oído hablar de este proveedor pues han trabajado con restaurantes de chefs gallegos “estrellados” como DSTAge, de Diego Guerrero, o el Culler, de Pau de Javier Olleros.

Y al día siguiente de hacer mi pedido, ya tenía en mi casa una caja de porexpán bien precintada, con sus verduras separadas con papel y hielo para conservar los vegetales en su punto justo. Abrir la caja fue como un increíble soplo de aire fresco en mi cocina. El olor, los colores, el cariño en el orden de los mismos… todo respiraba artesanía pura.

La caja incluía unos manojos de berza rizada, una verde y otra roja, difícil de encontrar en Madrid. Diría que es el padre del kale, repleta de nutrientes y perfecta para caldos. Esta especie la llaman berza pulpo de tierra, una especie autóctona recuperada en colaboración con el CSIC. También pedí un manojo de berza para freír (la kale toscana) con la que me encanta hacer chips vegetales al horno (les echas un pelín de aceite, sal y pimienta y a horno 10 minutos).

Además, incluía una lechuga de las verdes, recién arrancadas de la tierra y que se encuentran en Galicia, una bandeja de espinaca baby que es una variedad poco común, tierna y sin fibras, ideal para ensaladas así como una bandeja con mezcla de brotes aromáticos con diferentes sabores (picantes, agrios o dulces) perfecto para decorar.

Otras de las delicatesen de la cesta eran una variedad de hojas tiernas, un manojo de hojas de repollo rojas para caldos, un bok choi de los que se usan para wok, una rúcula con un color verdes inigualable y una bandeja de albahaca. Os podréis imaginar como de forma inmediata, mi salón se convirtió en un verdadero vergel.

Todos los vegetales me aguantaron casi una semana, aunque a partir del tercer día es conveniente cubrirlos con un papel húmedo y aquellos que vienen en su propia bandeja, mantenerlos en la misma.

El coste de esta cesta gastronómica fue de 27,5 euros. ¿No os parece increíble? El pedido mínimo son 15 euros y el envío, 3,5 euros. Además, no tiene coste si superas los 25 euros. Las entregas son de martes a viernes y los pedidos que se hacen antes de las 8 de la mañana se recolectan ese mismo día para al día siguiente tenerlos en casa.

Dejo pendiente volver a hacer otro pedido de los escabeches de Nicasio (Aragón) o el foie que elaboran con los patos de sus granjas tres hermanos de Montpellier en la Laguna de la Nava (Palencia).

Más info: De Puesto En Puesto

Mapi Hermida, La GastrónomaSígueme en Instagram

¿Quieres conocer los mejores planes de comida en casa? Apúntate a la newsletter de Food Lovers Club.