A pesar de haber sido un buen verano en cuento a clientes, el sector de la hostelería se ha visto de nuevo con el problema de la falta de personal. Ya a principios de verano, el sector advirtió de las dificultades para completar plantillas y contratar, algo que se ha cumplido en estos meses.

En declaraciones a Nueva España, el presidente de los restaurantes de la calle de la sidra, Gascona, Pedro Caramés, afirma que a pesar de haber superado las expectativas que tenían, el problema es que la hostelería no trasladó a los clientes el incremento de costes, de energía y materias primas: "De esta manera, si bien hubo mucha gente y mucha venta, el beneficio quizá no fue tan grande".

Sobre la falta de personal, Caramés señala que consiguieron “captar a mucha gente”, aunque “hubo bares que por esta falta de personal tuvieron que restringir la apertura de barras, no tenían gente para atenderlas todas".

También sobre esta problemática se ha pronunciado Pilar Meana, propietaria de La Cantina de Villalegre. "No es un problema de salarios, que son buenos, es que no encuentro quién quiera trabajar. Vino una chica un mes, se fue de descanso, y el día que se tenía que incorporar me avisó que no venía, que era mucho trabajo. Otros están cobrando ayudas y me dijeron que venían, pero sin asegurar, para no perderlas. Lo siento, pero yo así no trabajo. A los extras de fin de semana les tengo que hacer contrato fijo discontinuo, y si no hay trabajo, tengo que pagar los seguros igualmente. Así es imposible", afirma.

Por su parte, Félix López, gerente de la cafetería Mayca, lamenta que siguen teniendo puesto el cartel de “Se necesitan camareros”. "El personal sigue sin estar cualificado porque vienen sin ganas y eso se notó en las ventas, ya que se necesita más ritmo para atender las mesas”.