Cada vez son más los usuarios que apuestan por una buena copa de vino y parece que el blanco está de moda. Entre los 18 millones de consumidores habituales de vino, el 27% apuesta por el vino blanco. Sin embargo, está calando especialmente entre la población adulta joven. Mientras hace unos años, los mayores de 50 años eran los más aficionados a este tipo de vino, actualmente son los consumidores entre 25 y 34 años los que prefieren una copa de blanco a una de tinto (45,8%), señala Corporación Vinoloa.

Y es que, según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura (Mapama), el consumo de vino blanco ha experimentado el incremento más significativo, con un 7%, y la tendencia sigue aumentando.

Las mujeres son los usuarios que más se animan a pedir este tipo de bebida por el sabor afrutado y dulce que predomina en el vino blanco, así como por los beneficios que tiene en la salud, como por ejemplo, la mejora de la salud cerebral, ya que contiene ácido fenólico que protege de las enfermedades neurodegenerativas.

"Durante los últimos años estamos observando cómo la tendencia está cambiando. Mientras que de forma tradicional el vino tinto ha sido la elección preferida, hoy vemos cómo el blanco se está ganando su espacio", afirma Antonio Camacho, presidente de Corporación Vinoloa, recordando que se trata de un vino "ligero" y tiene un paso por la boca "amable".

BEBIDA FRESCA Y SUAVE

Además de la gran variedad que encontramos, otra de las razones que hace que el vino blanco se esté convirtiendo en uno de los vinos favoritos de los consumidores es que produce menor malestar tras la ingesta de alcohol.

Por otro lado, para los jóvenes es una bebida fresca, suave y afrutada que les resulta "perfecta" para acompañar al buen tiempo ya que puede consumirse a bajas temperaturas, lo que hace idónea para refrescarse durante los días en los que el calor aprieta con fuerza.

Ahora bien, ¿cuáles son las diferencias en la elaboración del vino tinto y del vino blanco? La principal es la maceración, la característica principal del vino tinto. Durante este proceso, el mosto se fermenta junto a los hollejos, también conocidos como la piel de la uva, mientras que, en el caso de blancos y rosados, se separan antes de comenzar.

Por su parte, la temperatura de fermentación es superior en el caso de los tintos, pues se sitúa entre los 25-30ºC para conseguir una máxima potenciación del azúcar sin perder el aroma y el grado alcohólico, frente a los 14-16ºC que necesita el blanco.

Asimismo, los tiempos de vendimia también varían entre ambos tipos de bebida. Para conseguir un gran vino tinto, la uva tiene que beneficiarse de una maduración en planta mayor, que ayuda a potenciar los aromas, el color y los taninos que van a conformar el vino. En el caso de los blancos, la recogida de la uva coincide con el momento culmen de potenciación de los aromas.