Monster Beverage ha cerrado el tercer trimestre de 2025 con unos ingresos netos de 2.200 millones de dólares (2.040 millones de euros), lo que supone un incremento del 16,8% respecto al mismo periodo del año anterior. La cifra supera las previsiones del mercado, que apuntaban a 2.110 millones, según datos de LSEG.
El beneficio ajustado por acción alcanza los 56 centavos, ocho más de lo esperado por los analistas, consolidando la tendencia positiva del fabricante californiano, que vuelve a crecer por encima del promedio del sector en un contexto de moderación del consumo global.
El impulso proviene, sobre todo, de las bebidas sin azúcar y de la ampliación de su catálogo de sabores, un terreno en el que Monster ha reforzado su posición frente a competidores como Red Bull y PepsiCo. Su línea Monster Energy Ultra, centrada en productos bajos en calorías, ha sido el principal motor de ventas durante el trimestre.
El cambio en los hábitos de los consumidores, cada vez más sensibles a la salud y al contenido calórico, ha beneficiado a la multinacional estadounidense. La preferencia por refrescos funcionales y sin azúcar frente a los tradicionales ha permitido a Monster esquivar la debilidad que sufren otros segmentos del mercado de bebidas.
En paralelo, la compañía ha mantenido una política de precios al alza, lo que ha contribuido a elevar su margen bruto hasta el 55,7% de las ventas, frente al 53,2% registrado un año antes. Este incremento refleja la capacidad del grupo para trasladar el aumento de costes y preservar rentabilidad.
La compañía con sede en Corona (California) también ha avanzado en su estrategia de diversificación. Monster ha anunciado el lanzamiento de FLRT, una marca enfocada en el público femenino, previsto para el primer trimestre de 2026, con la que busca ampliar su base de consumidores y captar parte del crecimiento de este segmento.
Con estos resultados, el grupo refuerza su liderazgo en el mercado global de bebidas energéticas, estimado en más de 100.000 millones de dólares, y mantiene su apuesta por la innovación y la segmentación del consumo como palancas de crecimiento en un entorno económico de menor dinamismo.
