Una gran mayoría de los ciudadanos estamos cansados de las prácticas fraudulentas a las que asistimos en el ámbito político de un lado y de otro. Y muchos de nosotros opinamos en nuestros círculos más cercanos que ya va siendo hora de que, en nuestros país, se hagan presentes unos determinados valores que erradiquen dichas prácticas.

¿Y no nos ocurre exactamente igual en nuestro sector del gran consumo? Pues claro que sí. Independientemente de si somos retailers o fabricantes, ¿no somos conscientes de la existencia de cargos injustificados que llegan a algunos de los segundos por parte de algunos de los primeros? Cuando el margen no nos llega, cargo que te crió. Y luego ya si eso, al que reclama, pues vemos cómo lo gestionamos... ¡¡Intolerable!! A eso se llama ROBAR. Así, sin más.

Y lo peor, es que siendo todos conscientes de esta práctica, nadie lo denuncia. A lo grandes, ni se les toca. Y los pequeños, a tragar: no vaya a ser que se les saque del surtido o no vuelvan a aparecer por los folletos promocionales.

¿Hasta cuándo vamos a consentir la presencia de delincuentes de poca monta en nuestras empresas? ¿Hasta cuándo vamos a seguir tolerando 'el mal menor'? ¿Por qué no desenmascaramos a los culpables? Y si el miedo a las represalias es tan grande, utilicemos a las asociaciones sectoriales para que actúen de caja negra y puedan denunciar los abusos.

El sector del gran consumo debería ser un ejemplo de integridad, de exigencia, pero de colaboración, de ayuda mutua para crecer, de juego limpio, de profesionalidad, de buena gente... Un ejemplo de lo que queremos para España. Un país para nuestros hijos todavía mejor del que nos dejaron nuestros padres. Sin trampas. Auténtico. Decente.

Por José Ignacio Caballero, consejero independiente y experto en gran consumo