Salud y nutrición | Caen a la mitad las alertas alimentarias que España notifica

La mayoría se debió a presencia de metales como el mercurio y alérgenos no declarados

Retirado del mercado un lote de huevo entero líquido pasteurizado procedente de Marchena (Sevilla) por salmonella
Laboratorio

España notificó el año pasado a la Red de Alerta Alimentaria Europea (Rasff) una treintena de alertas alimentarias, es decir, un 52% menos que en 2021, y se debieron principalmente a presencia de metales como el mercurio en productos pesqueros, alérgenos no declarados o salmonella y listeria.

Especialmente relevante es la presencia de alérgenos (sésamo, mostaza o frutos secos) no declarados, la cual ha ido cobrando mayor importancia debido al incremento en la tasa de notificación de alergias alimentarias, según ha apuntado a Efeagro el experto en seguridad alimentaria y profesor titular del departamento de Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Córdoba, Antonio Valero.

Dentro de ese capítulo, destacaron varias alertas como la presencia de sulfitos no declarados en vino español; huevo, leche, trigo y soja no declarados en helado francés; sésamo en semillas de comino; o mostaza en cilantro y en mezcla de especias y aditivos.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan) recuerda en las notificaciones sobre alérgenos no especificados en los etiquetados que sólo afectan a las personas intolerantes a algunos de los mismos. También se activaron varias alertas relevantes por metales pesados como el mercurio en productos pesqueros.

Ocurrió, por ejemplo, a finales de junio y a finales de octubre cuando se activaron alertas por la presencia de mercurio que superaba los límites legales en la especie caella y una de sus subespecies más consumidas, como es la tintorera.

También la Aesan emitió un documento en abril del año pasado sobre el mercurio, especificando que el metilmercurio es el componente orgánico de mercurio más común en la cadena alimentaria.

Su consumo excesivo afecta al sistema nervioso central en desarrollo, de ahí que el feto y los niños más pequeños sean los más sensibles a este metal.

No obstante, la propia Aesan destaca que no sólo es seguro comer pescado y marisco sino "que es recomendable" aunque tomando precauciones como que los niños entre 1 y 9 años, mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo consigan esos beneficios de consumir pescado incrementando el consumo de especies bajas en metilmercurio o que no excedan la ingesta semanal tolerable recogida en diversos informes.

En cuanto a los peligros biológicos de mayor relevancia sanitaria, en 2022 volvieron a destacar las notificaciones por presencia de las bacterias salmonella y listeria monocytogenes.

Sobre la listeria, a mediados de marzo hubo una alerta por su presencia en queso español de oveja; también a mediados de abril en salmón ahumado marroquí; a finales de septiembre en morcilla (embutido de hígado); y en noviembre en carne de cabeza de cerdo cocida, si bien no tuvieron relevancia a nivel sanitario.

La Aesan pide a las mujeres embarazadas consultar las recomendaciones de consumo relativas a prácticas de higiene alimentaria importantes para las gestantes, así como una relación de los alimentos que se deben evitar durante el embarazo por estar asociados a determinados peligros biológicos, entre ellos la listeria monocytogenes.

Hubo asimismo varias notificaciones relevantes por presencia de salmonella en huevo pasteurizado de origen francés, en hamburguesas y en chistorra.

Tampoco dieron lugar a brotes entre la población, aunque la Aesan recuerda que la salmonelosis se caracteriza por una sintomatología centrada en diarrea, vómitos, fiebre y dolor de cabeza.

Más allá de estos peligros biológicos, también es común que todos los años se declare alguna alerta por presencia de cuerpos extraños en alimentos, como la que se produjo a mediados de octubre sobre cuerpos metálicos en frutos secos procedentes de España; de toxinas; o de histaminas.

Valero incide en que la transmisión de peligros en la cadena alimentaria constituye "uno de los principales retos" de salud pública en los últimos años.

Para minimizar estos riesgos este experto considera "importante" implementar un "adecuado sistema de gestión de la seguridad alimentaria" de forma que se aumente la confianza de los consumidores y se pueda contribuir a la mejora de la salud pública

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