La empresa Ferrero ha comunicado en la tarde de este viernes que se suma a la retirada de publicidad del programa de Telecinco Gran Hermano VIP tras el presunto caso de abuso sexual cometido sobre una de las concursantes, Carlota Prado, en la edición del programa en 2017. 

"Debido a la situación creada a raíz de la filtración de una presunta violación que se perpetuó en la edición de Gran Hermano de 2017, y que al parecer fue encubierta por la productora del programa (Endemol), Ferrero, al igual que otras marcas comerciales, toma la decisión de retirar de inmediato su publicidad en los cortes de publicidad de este programa", ha anunciado la compañía en un escueto comunicado remitido a los medios de comunicación.

La decisión del anunciante se suma a otras como las Nestlé, Carretilla, Postres Reina o Nescafé, primeras empresas del sector que anunciaron su retirada de la publicidad de este espacio a las que se sumaron otras como Estrella Galicia o la cadena de supermercados Dia este mismo jueves.

Sin embargo, la decisión de Ferrero tiene un calado mucho más profundo que la del resto de anunciantes. La compañía tiene un acuerdo estratégico con Mediaset España que va más allá de meras inserciones publicitarias. Ferrero Ibérica, la filial en España y Portugal del propietario de marcas como Ferrero Rocher, Mon Chéri, Kinder o Nutella, mantiene desde hace años un acuerdo comercial con el gigante audiovisual dirigido por el italiano Paolo Vasile. Este año, por ejemplo, Ferrero y Mediaset celebran el 30º aniversario de la empresa con una campaña exclusiva que culminará con la elección del pueblo que acogerá las Campanadas 2019 de la cadena.

LA RETIRADA DE FERRERO, UN EMPUJÓN DEL COMPRADOR PERO NO DE LA AUDIENCIA

De este modo, Ferrero mantuvo sus inserciones publicitarias -un total de 4 por programa- después de la primera huida de anunciantes del programa. Una decisión que le valió no pocas críticas y señalamientos en las redes sociales por mantener sus espacios publicitarios contratados en Gran Hermano. 

La primera fuga de anunciantes le costó a Mediaset unos 400.000 euros, según estimaciones del diario El Confidencial. Sin embargo, la gala de Gran Hermano del pasado martes volvió a colocar al programa como líder indiscutible de audiencia con 2,8 millones de espectadores y un 26,6% de share (cuota de pantalla). Unas sobresalientes cifras que demuestran, por otra parte, que al mismo tiempo que se critica a Telecinco y a sus anunciante, la audiencia sigue respaldando el programa. Sea como fuere, estas cifras de audiencia pueden caer en saco roto si Gran Hermano se queda sin anunciantes.

Mediaset, de momento, da la callada por respuesta y guarda silencio tanto por la fuga de anunciantes como por lo que es mucho más grave: el posible encubrimiento de un abuso sexual. Cada vez, eso sí, están más solos.