Hace poco os comentábamos el elevado número de intoxicaciones por anisakis en España, uno de los dos países del mundo, junto con Japón, donde se dan más casos de infestación por este parásito en humanos. Pues bien, los científicos españoles no se han cruzado de brazos y, en concreto, especialistas del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo (IIM-CSIC) trabajan ya en el desarrollo de la primera vacuna para hacer frente a este problema, informa el diario La Razón.

"Estamos empezando a desarrollar una vacuna frente al anisakis de carácter terapéutico, es decir, pensada para intentar que los pacientes ya alérgicos toleren el pescado", asegura Mónica Carrera, investigadora del centro. "De momento, estamos en fase experimental y hemos comenzado con los estudios en animales. Después llegará el turno de realizar estudios con pacientes, pero para ello necesitamos entrar en un ensayo clínico con más hospitales y tener la ayuda de alguna farmacéutica", precisa al citado diario.

Conseguir esta inmunización supondría "evitar la aparición de los síntomas alérgicos en personas que ya estuvieran sensibilizadas al parásito, de la misma manera que hay vacunas contra otros alérgenos, como el polen", explica Miguel González, miembro de la Unidad de Inmunología del Hospital Universitario La Paz, de Madrid.

De momento, la investigación empieza a dar sus frutos, pues también en el instituto gallego han desarrollado el método más rápido disponible hasta el momento para la detección, en dos horas, de la presencia de anisákidos en cualquier producto alimenticio. Sin embargo, este método sólo está al alcance de laboratorios que dispongan de un equipo de espectrometría de masas, aunque podría implementarse en laboratorios de autoridades de control alimentario y/o laboratorios de la industria alimentaria. "El reto ahora pasa por desarrollar un método de detección aún más rápido de 30 minutos y que sea aplicable por parte de cualquier usuario", apunta Carrera.

AVANCES CONCRETOS

Entre las investigaciones que se están llevando a cabo en nuestro país, ya se avanza en la búsqueda de las condiciones de máxima seguridad en términos de mortalidad de las larvas junto con una óptima calidad del pescado que se va a consumir. Simultáneamente se estudian métodos que permitan diferenciar el producto descongelado del fresco, de tal forma que se pueda combatir el fraude que puede suponer proporcionar al consumidor pescado que debiera haber estado congelado para evitar la infestación por la larva.