Popeyes, cadena de restauración organizada especializada en pollo, continúa su expansión por el territorio español con la apertura de su primer restaurante en Logroño.

El restaurante, que abrirá sus puertas este próximo viernes, 12 de enero, está situado en el Centro Comercial Parque Rioja y es el segundo local en la comunidad riojana, sumándose al establecimiento que ya tiene la marca abierto al público en el municipio de Calahorra.

El local contará con zona de refill de bebidas, Wifi, servicio take away, sistema de autopedido, zona infantil y servicio a domicilio a través de su plataforma de reparto propia, que estará disponible próximamente.

Para celebrar su llegada en la capital riojana, la enseña regalará su hamburguesa más popular, la Chicken Sándwich, a los 20 primeros clientes que lleguen al local el día de la apertura, a partir de las 12:30 horas.

Con esta inauguración, la marca amplía su presencia en la región, donde ha generado más de 60 puestos de trabajo entre sus dos locales.

CUATRO AÑOS EN ESPAÑA

Desde que Popeyes aterrizó en España a finales de 2019, en cuatro años ha inaugurado más de 100 establecimientos a lo largo de toda la geografía española.

"Estamos muy contentos por haber llegado a una de las capitales gastronómicas más representativas de España. Nos hace especial ilusión poder llevar a los riojanos el sabor único del pollo Popeyes cocinado al más puro estilo de Louisiana", ha explicado Yvette Altet, directora de marketing de la marca en España y Portugal.

La cadena especializada en pollo, fundada en Nueva Orleans en 1972, cuenta con más de 50 años de experiencia en el sector y más de 4.000 restaurantes en más de 25 países.

La comida de Popeyes se inspira en sus raíces, con sabores típicos de Louisiana, donde se cocina respetando la riqueza y mezcla de sabores herencia de su historia multicultural.

La compañía apuesta por un nuevo concepto de "comida rápida y cocinado lento", señala. El pollo es fresco, 100% español, proviene de granjas ubicadas en Castilla y León, Navarra y Cataluña, y se marina durante doce horas en una mezcla de especias cajún. Los chefs de la marca rebozan cada pieza a mano en el restaurante con el fin de obtener un producto crujiente por fuera y jugoso por dentro.