La destilería Ardbeg, propiedad del grupo LVMH, ha nombrado a Colin Gordon como nuevo director en sustitución de Michael Heads, que se retira después de trece años al frente de ese cargo, aunque continuará su labor como presidente del Comité Ardbeg, que recluta a fans de la marca de todo el mundo.

Gordon, que reportará a Pete Nelson, director de Operaciones de Ardbeg, ha trabajado ocho años en Diageo, donde ha desempeñado distintos cargos, entre los que destaca el de director de Operaciones de Port Ellen Maltings, que proporciona cebada a ocho de las diez destilerías de Islay, isla situada al sudoeste de Escocia. Más recientemente, estuvo al frente de la destilería Lagavulin, en Islay.

Al hilo de este nombramiento, Colin Gordon ha recordado que Ardbeg es "un nombre icónico en el mundo del whisky y tiene una reputación inmensa". "Estoy absolutamente encantado de unirme a un equipo experimentado que produce una bebida tan excepcional", ha añadido.

"Ardbeg se ha ganado una reputación gracias a producir whiskies increíbles con Mickey Heads a la cabeza. Es un gran nombre en la industria y será muy difícil sucederlo. Islay ha sido nuestro hogar durante cinco años y tener el honor de supervisar el funcionamiento de Ardbeg es realmente muy especial. Haré todo lo posible para proteger y mejorar la reputación de la destilería y asegurarme de que siga produciendo este espirituoso de clase mundial", ha añadido Gordon.

A pesar de su sabor ahumado, el whisky Ardbeg es reconocido por su dulzura, un fenómeno que se denomina "la paradoja de la turba". Durante los años 1980 y 1990, la marca sufrió un futuro incierto hasta que fue adquirida por The Glenmorangie Company en 1997, logrando así salvarse de la extinción. Desde entonces, la destilería se ha situado como un whisky de malta de culto.