La industria agroalimentaria española vive un momento lleno de luces y sombras. Mientras las ventas y las exportaciones marcan récords, también hay datos como los del empleo o los precios que preocupan al sector.

El Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo, realizado por el Ivie (Instituto de investigación económica) en colaboración con Cajamar, constata algunas de estas tendencias. El informe cuantifica la aportación del sector agroalimentario al conjunto de la economía en casi 100.000 millones de euros, un 9,2% del valor total de la economía.

Aunque el peso del sector en la economía ha caído cuatro décimas en 2021, supera en cuatro décimas al que tenía antes de la pandemia en 2019 (8,8 %). En ese sentido, la evolución ha sido dispar, puesto que en 2021 el sector creció por debajo del total de la economía (0,5 % vs 5,1 %), pero en 2020 resistió el impacto de la crisis de la pandemia (-3,1 % vs -10,8 %), lo que se debió al caracter estratégico del sector primario que vio aumentar su valor añadido un 4,3 %.

Asimismo, los datos confirman que el sector agroalimentario español logra otro máximo en exportaciones en 2021, con ventas por valor de 61.646 millones, un 11% más que el año anterior. Así, este año se alcanzó un superávit de 18.831 millones de euros.

Por otro lado, el informe destaca la productividad de la industria agroalimentaria española, que es un 29,1% por encima de la de la Unión Europea. Gran parte de esa ventaja en las empresas españolas se obtiene gracias a los costes laborales, que son un 9% más bajos que en sus comparables europeas.

En el lado de los datos negativos se encuentra el reducido esfuerzo inversor que realiza el sector. La media europea supera el 0,7% del valor añadido bruto, mientras que en el caso de España se encuentra en el 0,635%, lo que se traduce en poco más de 4 millones de euros.

En este tiempo, el sector ha perdido 8.305 empleos, si bien sigue aportando 2,3 millones de trabajos, el 11,5% del total. En el informe se apuntan diversas amenazas que se deben afrontar, como la reducida capitalización de las empresas, el déficit de inversión, el retraso generalizado en la digitalización y, por último, la exposición al cambio climático y sus riesgos.

Inflación

Los productores no trasladaron al consumidor la totalidad del incremento de precios registrado en la producción de los alimentos y bebidas, ya que el coste de producción aumentó en 2021 un 8,2 % en España y un 7,1% en la UE-27. Aun así, se registraron aumentos de precios en los alimentos, más en el caso de España que a nivel europeo.

El efecto conjunto de la dificultad en el transporte por al escasez de contenedores, la creciente demanda de cereales, el incremento de precios de los aceites vegetales y de la energía, sumados a las bajas laborales a causa de la COVID-19 y al aumento del IVA de las bebidas azucaradas en España, derivó en un proceso inflacionario de los alimentos y bebidas alcohólicas que situó su tasa de crecimiento en el 4,9 % en España y en el 4,3 % en la UE-27.