Tesco registró un incremento del 2,0% en la facturación del grupo en términos comparables en el primer trimestre de su año fiscal (que concluyó el 28 de mayo), hasta alcanzar los 13.572 millones de libras (unos 15.845 millones de euros), informa la compañía.

Las ventas en el Reino Unido e Irlanda aumentaron el 1,5% hasta los 12.596 millones de libras (14.706 millones de euros) y en Europa Central crecieron el 9%, alcanzando los 976 millones de libras (1.139,6 millones de euros). El minorista británico señala que el crecimiento de las ventas en Europa ha venido impulsado por la inflación en todos sus mercados y añade que también ganó cuota de mercado en los tres países en los que opera.

Por su parte, el crecimiento de dos dígitos en Booker (el negocio mayorista de la enseña que integró en 2018) fue el resultado del repunte en la demanda de catering (las ventas aumentaron el 57,4% y se incorporaron más de 13.000 nuevos clientes) y el continuo crecimiento de las ventas de los clientes minoristas (se elevaron el 2,3%).

INFLACIÓN Y CAMBIO DE HÁBITOS

Tesco ha advertido que se está comenzando a hacer evidente el cambio de hábitos de compra de los consumidores a medida que la crisis inflacionista se mantiene.

Ken Murphy, presidente ejecutivo de la cadena, apunta que el entorno sigue siendo "increíblemente desafiante", y por ello Tesco continúa enfocándose en mantener los precios bajos para los consumidores, que se están volviendo más conscientes de la subida de los mismos.

En todo caso, Murphy subraya que los cambios en los hábitos observados el año pasado, cuando la pandemia aún era un factor decisivo, "dificultan distinguir qué está impulsando el cambio".

"La inflación es una preocupación muy real para todos: clientes, empleados, proveedores", recalcó el presidente ejecutivo. "Nuestro objetivo es asegurarnos de que sea un poco menos y un poco más tarde que el resto del mercado", concluyó.