10 consejos para disfrutar de la Navidad sin tirar comida
Organizar los menús con antelación y aprovechar las sobras son sólo algunas recomendaciones que ofrece Aecoc.
Disfrutar de los encuentros familiares alrededor de la comida y la cena de estas fiestas navideñas y evitar al mismo tiempo el desperdicio de alimentos es posible.
Aecoc propone diez consejos en el marco de su proyecto ‘La alimentación no tiene desperdicio’ para favorecer un consumo responsable en Navidad.
1.- En casa, prepara los menús navideños con antelación. Detalla y enumera los platos y los ingredientes y revisa qué tienes en la nevera y despensa antes de ir a hacer la compra. Evita comprar a última hora y con prisas, si dispones de más tiempo podrás escoger mejor los productos que vas a emplear. Antes de decidir el menú, ten en cuenta los gustos de los comensales, especialmente si entre ellos hay niños.
2.- Organiza bien la nevera y usa envases adecuados para conservar bien los alimentos. En la zona más cálida, la que se mantiene entre 6 y 10 grados, deberían ir alimentos como huevos, leche, mantequilla, frutas y legumbres frescas. La zona más fría, que llega a cuatro grados negativos, se reserva para carnes y pescados, charcutería, cremas, postres lácteos, ensaladas envasadas y alimentos en proceso de descongelación.
3.- Mantén la nevera y el congelador limpios. Idealmente, la nevera debe limpiarse una vez al mes, para poder así comprobar el contenido de los espacios y la fecha de caducidad de los alimentos que contienen.
4.- Las sobras navideñas pueden tener una segunda vida mediante recetas creativas. Muchas recetas deliciosas y tradicionales se pueden hacer a partir de restos de guisos y asados de pescado y de carne, como por ejemplo los canelones, lasaña, pasta rellena, terrinas, pudding de pescado o croquetas.
5.- Pedir y servir raciones adecuadas y flexibles. Adaptar las cantidades a las necesidades reales de los comensales, ofrecer y/o elegir diferentes formatos en función de la ocasión.
6.- La llamada ‘doggy bag’ o bolsa para toda aquello que no hayamos podido consumir supone una oportunidad para realizar una comida al día siguiente, o incluso más adelante si lo congelamos.
7.- Las empresas también pueden colaborar en esta tarea dado que tanto grandes superficies como tiendas de barrio producen el 5% del desperdicio total, y el sector primario y la industria el 39% del total de la cadena de valor. Por eso Aecoc recomienda favorecer la venta de productos mediante reducciones de precio cuando estos se acercan al cumplimiento de su fecha de consumo preferente y, especialmente, fecha de caducidad.
8.- Optimizar, impulsando dentro de las propias compañías, mecanismos y prácticas de eficiencia que favorezcan un transporte, manipulación y comercialización adecuada de los productos.
9.- Investigar e innovar en técnicas, tamaños y packaging más acordes con los nuevos modelos de hogar y hábitos de consumo de la sociedad actual.
10.- Favorecer la redistribución de los alimentos aptos para el consumo humano que no se hayan comercializado y establecer los mecanismos para que ésta se realice cumpliendo estrictamente, y a lo largo de todo el proceso, las normativas de higiene y seguridad alimentaria.
UN PROBLEMA GLOBAL
El problema del desperdicio alimentario afecta a todos los eslabones de la cadena de valor, por lo que las soluciones deben tomarse también desde una perspectiva global, recuerda Aecoc. Para alcanzar un consumo responsable hay que ser conscientes del impacto que tiene el desperdicio desde un punto de vista económico, social y humanitario, y medioambiental.
En este sentido, llama la atención que, según la FAO, los residuos de comida generados en el mundo producen más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero o que el volumen total de agua que se utiliza cada año para producir los alimentos que se pierden o desperdician (250km3) equivale al caudal anual del río Volga.
En España, en concreto, se desperdician anualmente 7,7 millones de toneladas de alimentos, según la Comisión Europa, lo que nos sitúa en el séptimo lugar de Europa. Sin embargo, nuestro país ocupa en Europa el segundo lugar en cuanto a presencia de bancos de alimentos y, en el último año, las donaciones alcanzaron los 104 millones de kilos de alimentos.
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