Los costes energéticos llevan subiendo cerca de un año. En este tiempo, la guerra de Ucrania ha acelerado esa escalada y ha puesto en una situación límite a productores y fabricantes, que tratan de amortiguar el golpe para que ese incremento de precios no se traslade al consumidor.

Aun así, los precios han acabado subiendo en los estantes de los supermercados, que gozan de una posición de poder a la hora de negociar precios con sus proveedores. Como publica el medio especializado The Grocer, los minoristas se están viendo empujados a evaluar los costes de sus proveedores, de forma que los compensen en cierta medida.

La idea es que los ese incremento de las facturas energéticas se tenga en cuenta a la hora de negociar precios. No obstante, como ha pasado en otros casos, hay quienes reniegan de esa opinión y prefieren que sean los proveedores quienes afronten esa carga.

Un experto del sector afirma al medio británico que hay ciertas cadenas de supermercado que culpan del incremento de los costes de la energía a los proveedores por haber "comprado mal la energía". Eso significa que los minoristas pretenden mantenerse firmes y rechazan cualquier aumento de precio.

No obstante, hay otra postura ante la situación, de supermercados que sí tienen en cuenta la vulnerabilidad de los proveedores, sobre todo en sectores especialmente expuestos a los costes energéticos: panadería, café, aceite... No obstante, en Reino Unido la factura energética de los fabricantes de alimentos se ha elevado entre un 300% y un 400%.

Para quienes ven de este modo el asunto, la solución pasa por hacer un seguimiento de las facturas de energía y tenerlas en cuenta para negociar los precios. Los expertos apuntan que este modo de actuar también traerá beneficios a los distribuidores cuando los precios caigan en algún momento. Los proveedores tendrán que ser más transparentes.

Los proveedores, por su parte, se quejan de que los distribuidores no tienen una visión a largo plazo del tema energético. Su principal foco es la cuota de mercado. Y en medio de eso, la confianza de los fabricantes desciende como nunca.