La unión perfecta entre el Big Data y el ecommerce para los súper
El 20% de las compras online de alimentación puede ser automatizada. Aumentarían las ventas, aunque habría peros.
El reto de ganar a la competencia en el ecommerce. El reto de saber aprovechar al máximo el Big Data. ¿Por qué no unir ambos y diferenciarse de los demás? Según un estudio de la consultora Emnos, saber trabajar juntos estos dos pilares no ya del futuro, sino del actual presente del retail alimentario, puede ser clave para el éxito de los supermercados e hipermercados online.
Esta compañía europea, especializa en analizar cómo se comportan los consumidores a la hora de hacer la compra, señala en su informe que el 20% de las compras online de alimentación puede ser automatizada, puesto que los compradores suelen cumplir una serie de hábitos y necesidades tanto de productos como de cantidades que se adquieren casi como una constante en periodos determinados de tiempo.
De esta forma, productos de alimentación para animales y las conservas son artículos que se pueden automatizar en un 38% de los casos. Por su parte, las aguas, la leche y los refrescos son automatizables en un 34%, seguidas de las bebidas energéticas (33%¨), los yogures (32%), los zumos (31%) y los vinos y las cervezas (30%).
Según Emnos, esta modalidad supondría un crecimiento de las ventas para los supermercados online tanto en volumen como en valor. De hecho, augura que solo en España la compra automatizada supone un mercado potencial de más de 10.000 millones de euros.
Además, también esta forma de comprar marcaría un cambio en las relaciones entre los clientes con las cadenas de distribución, así como con las marcas, puesto que la automatización intensifica aún más la comodidad de compra que ya ofrece el ecommerce. "Ayudaría a dejar de lado la búsqueda del mejor precio y es un elemento de fidelización extraordinario", indica el infome de Emnos.
También hay peros. Estas categorías automatizables son incentivos para que los compradores acudan físicamente a los supermercados y adquieran otros productos, por lo que se perdería frecuencia de visitas a los establecimientos y haría que los clientes sólo acudieran a ellos para compras de conveniencia.
Por otro lado, las marcas verían más dificultades para dar a conocer sus innovaciones a los consumidores, pues al 'olvidarse' de comprar no estarían tan receptivos para nuevas propuestas.
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