Hay sabores que se quedan impresos en el recuerdo y que de vez en cuando aparecen por la cabeza y generan un deseo de consumir ese alimento de inmediato. Uno de ellos es el del turrón, ese dulce a base de crema de almendras y azúcar tan propio de la Navidad y que cada año se espera con ilusión y muchas ganas.

Afortunadamente, disponer de turrón duro, turrón blando o turrón de chocolate solo en Navidad ya es cosa del pasado y los fabricantes de turrón siguen elaborando su producto durante todo el año, lo que hace posible que cualquier persona venza esas ganas de probar el turrón incluso en un día de playa de agosto.

La posibilidad de comprar turrón en cualquier época del año también se ha traducido en que muchos amantes de los fogones han investigado con este ingrediente como base para elaborar nuevos platos. Así, ya no solo es posible cortar un trozo de turrón y echárselo a la boca, sino que se pueden crear flanes, tartas, sorbetes o helados con este rico elemento. Dar esa 'vuelta de tuerca' a algo tan tradicional como el turrón es divertido y supone una experiencia novedosa para el paladar.

El universo de los turrones artesanos

La experiencia del consumo de turrón –ya sea en barra, como toda la vida, o utilizado para recetas novedosas– mejora si se compra turrón artesano de gran calidad y sabor.

Aunque pueda parecer que no tiene importancia, fijarse en el origen y la calidad de cualquier alimento puede suponer un salto de calidad y sabor gigante. Por eso se debe elegir bien. Al igual que no es lo mismo tomar un trozo de jamón de bodega que un bocado de pata negra, el consumidor tampoco obtiene los mismos matices de un turrón realizado en serie en una fábrica que en otro realizado a la piedra, siguiendo la receta tradicional y con los mejores ingredientes posibles.

Con una pieza de turrón a la piedra es mucho más sencillo 'volver' a esos recuerdos de la niñez porque se sigue elaborando de la misma manera que hace cien años, sin que el proceso artesano se haya visto modificado por maquinarias modernas que hagan más rápido y fácil el proceso.

¿Cómo es el turrón artesano a la piedra?

El turrón artesano a la piedra no incluye ni miel ni huevo. Como tradicionalmente, se realiza solo con azúcar, canela, ralladura de limón y almendra. Este dulce, elaborado desde siempre en molinos de piedra, tiene ese especial toque de limón y canela que lo diferencia de cualquier otro turrón del mercado.

Tomar el turrón artesano de Jijona es echarse a la boca un dulce lleno de sabor y elaborado con los mejores productos naturales. No hay conservantes, no hay ningún producto químico que modifique el sabor: todo el éxito de estos turrones depende de la calidad de los ingredientes principales y de las expertas manos de los artesanos, que llevan toda la vida dedicados al oficio del turrón.

Sin duda, para aquellos que tienen el capricho de probar el turrón fuera de temporada o que desean utilizar una pastilla de buena calidad para sus recetas, el turrón artesano a la piedra de Jijona es una apuesta ganadora.