El Gobierno español quiere sacar adelante su agenda medioambiental aun a costa de la competitividad de los sectores productivos. Ya ha sucedido en el caso del impuesto al plástico y ahora vuelve a suceder con los gases fluorados.

Sin embargo, en esta ocasión se enfrenta con la oposición de la industria europea, que acusa a España de impulsar la prohibición de los mismos en la Unión Europea (UE), sin tener en cuenta su impacto en la seguridad y la eficiencia energética.

Fuentes de la Asociación Europea para la Energía y el Medio Ambiente (EPEE, por sus siglas en inglés) han explicado que la Presidencia española de la UE ha planteado la viabilidad de aceptar algunas propuestas del Parlamento Europeo en contra de la posición fijada por el Consejo europeo.

En concreto, se refieren a la propuesta de prohibir completamente el uso de todos los gases fluorados en espumas y aerosoles en unos pocos años, y otras restricciones que afectan a las bombas de calor y los sistemas de aire acondicionado.

Las mismas fuentes han apuntado que las prohibiciones planteadas por España en la negociación pueden privar al sector y los usuarios finales de alternativas "no inflamables y asumibles". Según fuentes citadas por Vox Populi, la prohibición de los gases fluorados en refrigeración supondría un coste adicional al año de 3.000 millones de euros en electricidad sólo al sector español de los supermercados.
Asimismo, han afirmado que la propuesta parte de Oficina Española del Cambio Climático, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), si bien este departamento no ha ofrecido aún su versión.

La distribución alimentaria viene reclamando un calendario "para una transición aceptable y justa hacia refrigerantes naturales", lo que obligará a acometer importantes cambios durante años.

Esta semana se espera que culminen las negociaciones entre las instituciones comunitarias para revisar el reglamento de gases fluorados.

La industria ha exigido que estas propuestas se sometan a una evaluación de impacto "exhaustiva" y que se tengan en cuenta la eficiencia energética y la seguridad.

A su juicio, el sector es parte de la solución para descarbonizar Europa y "no parte del problema", ya que aporta productos innovadores como los gases fluorados con un Potencial de Calentamiento Atmosférico (PCA) muy bajo.

Los gases fluorados se utilizan como refrigerantes y son necesarios para la conservación de los alimentos en frío a lo largo de toda la cadena de valor, pero suelen tener un PCA muy alto respecto a otros gases de efecto invernadero.

El sector ha argumentado que en los últimos años ha ido reduciendo el consumo de gases fluorados y su potencial de calentamiento, así como controlando mejor sus fugas para evitar su emisión a la atmósfera.