¿Engordamos más por cómo comemos o por cómo bebemos?
Os ofrecemos algunas recomendaciones para aprender a beber e hidratarse correctamente con la ayuda del portal MiAyuno.es.
Sentirnos bien por fuera y por dentro, fuertes y saludables, nos ayuda a conseguir nuestro bienestar físico y emocional. Y para lograrlo, uno de los aspectos en el que solemos focalizar nuestra atención es en la alimentación.
Sin embargo, mientras nos preocupamos en exceso por saber comer bien y conocer aquellos alimentos que vamos a ingerir, le estamos prestando poca atención a otras cuestiones como respirar bien, termo regular de forma adecuada, dormir adecuadamente, y, sobre todo, saber beber correctamente.
Jesús Domínguez, director técnico de los retiros de MiAyuno.es, insiste en que hidratarnos convenientemente es clave para lograr ese bienestar. Pero ¿qué significa beber adecuadamente?, ¿depende de la cantidad de agua que bebemos o es en función de su calidad?
FACTORES A TENER EN CUENTA
Para dar respuesta a estas cuestiones, os ofrecemos algunos factores a tener en cuenta con la ayuda del citado portal:
1.- El cuerpo humano está formado aproximadamente por el 78% de agua. En una persona de 70Kg unos 45 kg son agua.
2.- La ingesta de agua en una jornada no es solo la consecuencia del agua que bebemos ya que también ingerimos agua con los alimentos que comemos especialmente vegetales crudos y cocinados.
3.- Las funciones que desempeña el agua en el organismo son: termorregulación, que supone el 83% de la sangre, y por lo tanto es clave para transportar el oxígeno y los nutrientes a nuestras células. Asimismo, ayuda a transformar los alimentos para su correcta transformación y absorción, refuerza el funcionamiento de las mucosas, aspecto clave para respirar bien; lubrifica las articulaciones y forma el 75% de los músculos; constituye el 75% del peso total del cerebro, otro aspecto fundamental para el funcionamiento del sistema nervioso; y también ayuda a la eliminación de toxinas.
Y es que, cuando por diferentes motivos el organismo tiene dificultad para eliminar estas toxinas tiende a retener líquido para diluirlas, para que estas toxinas ácidas irriten menos las paredes celulares. "Esta retención de líquido puede suponer un aumento de peso notable. De hecho, cuando una persona se inicia en un ayuno o realiza cambios nutricionales en la dirección de bajar la carga tóxica de sus dietas (comer más alimentos de origen vegetal y/o biológico, o simplemente comer menos) lo que experimenta los primeros días es una pérdida rápida de peso", añaden desde el citado portal.
Conviene recordar que el equilibrio de los líquidos en el cuerpo depende principalmente de los riñones y de los pulmones, ya que son los responsables de mantener la ponderación electrolítica del organismo. Este último es el verdadero motor de los líquidos en el cuerpo, por este motivo cuando una persona se deshidrata pierde el 3% del total del agua del cuerpo. La situación puede ser muy grave y para recuperarse no se trata de beber agua sino de aumentar la ingesta de electrolitos (con agua). De ahí que el agua sea un elemento indispensable para la vida.
LA CLAVE: EQUILÍBRIO ELECTROLÍTICO
Por todo ello, desde MiAyuno afirman que engordamos más debido a nuestra forma de beber, es decir, por nuestro nivel de hidratación (equilibrio electrolítico) que por nuestra forma de comer.
"Aunque es cierto que engordamos más en función de nuestra forma de beber, también lo es que nuestra manera de comer puede estar condicionada por nuestra mejor o peor hidratación. En ocasiones, tenemos sensación de hambre cuando realmente lo que tenemos es sed. Y es que, en algunas personas la sensación de sed no aparece porque se han acostumbrado a no hacer caso a esta sensación (no tengo tiempo para beber). En este momento, el cerebro activa la sensación de hambre, pero de hambre de dulce, por lo que estas personas sienten la necesidad imperiosa de comer dulce en lugar de tener sensación de sed", explica Domínguez.
Por lo tanto, para mantener una buena hidratación, los expertos apuntan a beber agua con electrolitos en caso de que ya se experimenten síntomas de deshidratación o de mal equilibrio electrolítico, como cansancio, problemas de memoria o concentración, calambres musculares, irritabilidad, dolores articulares y musculares, problemas digestivos, osteoporosis, piel seca y caída de cabello.
Además, es recomendable comer suficiente fruta y verdura para mantener un nivel óptimo de hidratación. Y, en aquellos casos en los que ya se manifiesten síntomas durante algunas semanas, aumentar la ingesta de sales minerales (que se convierten en electrolitos en nuestro cuerpo). Existen un gran número de opciones en el mercado, sin embargo, la más económica es el bicarbonato sódico o de potasio. Eso sí, las personas con hipertensión o insuficiencia renal necesitaran un control médico si desean alargar la experiencia.
Si quieres preparar agua con bicarbonato en casa debes contar con 1 litro de agua, 1 cuchara de café de bicarbonato, media cuchara de sal marina, 1 cuchara de miel y el zumo de un limón. Mezclar todo bien y beber durante el día en lugar del agua habitual.
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