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Horeca | Viena Capellanes innova en sus Roscones de Reyes

Los rellenos de este dulce tradicional de la Navidad han permitido a la marca introducir un toque de vanguardia.

Viena Capellanes innova en sus Roscones de Reyes
Viena Capellanes innova en sus Roscones de Reyes

La Navidad ya está aquí, y con ella llega a las pastelerías el dulce navideño por excelencia: el Roscón de Reyes. Con motivo de su 150 aniversario, la cadena de restauración Viena Capellanes ha querido hacer un guiño a su historia, convirtiendo su famoso autogiro, con el que realizaban los repartos a domicilio en los años 30 del siglo pasado, en la figura que llevarán sus roscones del tamaño más grande. Pero esta no es la única sorpresa que prepara la marca para este dulce que se remonta el reinado de Luis XV.

Viena Capellanes ofrece un producto artesano, elaborado con materias primas naturales: harina fuerte, mantequilla, azúcar, sal, ralladura de limón y naranja, levadura, huevo líquido, ron y agua son los ingredientes para elaborar la masa, junto con el azahar, que le aporta ese aroma tan característico que tiene el roscón. La decoración del Roscón de Reyes se hace con fruta escarchada, guindas, almendra en bastones y azúcar mojado.

Han sido los rellenos, los que han permitido a esta firma introducir un toque de vanguardia e innovación en un dulce tan tradicional. Un ejemplo de esto es el rosconcito de Reyes de Baileys: la clásica masa del roscón, que se presenta en formato individual, con un relleno de nata aromatizada con Baileys, y con un baño de chocolate con leche con un toque caramelizado.

PROCESO DE ELABORACIÓN

El proceso que siguen en el obrador madrileño se basa en amasar todos los ingredientes hasta que adquieran una textura compacta y consistente. Posteriormente, se separan en bolas según el peso y el tamaño de cada pieza -para un roscón de cinco o seis raciones, aproximadamente 350 gramos de masa-. Para darle la forma de aro, se hace un agujero en el centro de la bola con el dedo y se aplana a mano colocándolo sobre la bandeja de horno.

La masa se deja fermentar durante dos horas a una temperatura de entre 26 y 30 grados. Una vez que ha subido, se decora con cuidado de no aplastar la masa, dando un baño con huevo batido y colocando las frutas escarchadas, después se echa un puñadito de almendra en bastones y, por último, el azúcar un poco mojado, para dar un efecto de nube.

Se cuece en horno, previamente calentado, a unos 240º, durante unos 45 minutos, hasta que adquiera un color dorado.

Este año, Viena Capellanes ofrece roscones a partir de 13 euros en cuatro tamaños -desde 3/4 raciones hasta su roscón más grande para 15 personas-; aunque también disponen de rosconcitos individuales de rellenos surtidos, por menos de 5 euros. El resto de sus roscones de tamaños superiores están disponibles también vacíos -sin relleno- para degustar con un chocolate a la taza, o rellenos de crema, nata o trufa.

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