La reciente ofensiva de precios de Lidl en Alemania, anunciada como la mayor de su historia, ha resultado contraproducente.

En lugar de atraer más clientes, la cadena ha experimentado una ligera disminución en su cuota de visitantes. Según datos de Accurat, la participación de Lidl en las visitas a tiendas cayó del 16,4% al 16,1% en la semana posterior al inicio de la promoción, según recoge retaildetail.

La campaña, que incluía descuentos permanentes de hasta el 35% en 500 productos, fue rápidamente contrarrestada por competidores como Aldi Nord y Süd, Edeka, Rewe y Penny, quienes también ajustaron sus precios. 

Incluso Kaufland, empresa hermana de Lidl, se vio obligada a reaccionar. Este escenario ha intensificado la guerra de precios en el mercado minorista alemán, generando preocupaciones sobre la sostenibilidad de las estrategias de descuento agresivo y su impacto en los márgenes de beneficio de los minoristas y proveedores.

La situación plantea interrogantes sobre la eficacia de las reducciones de precios como única táctica para ganar cuota de mercado, especialmente en un entorno donde la percepción de calidad y la experiencia del cliente son cada vez más valoradas.