La imagen desprendía el aroma de los grandes momentos. El presidente de la república francesa, Emmanuel Macron, desprovisto de su chaqueta pero todavía elegantemente vestido de camisa y corbata, debatía rodeado de un nutrido grupo de agricultores durante su asistencia al Salón Internacional de la Agricultura celebrado en París.

"Instauraremos precios mínimos para garantizar una remuneración justa a los agricultores", anunció, acostumbrado a solucionar con golpes de audacia las crisis que asedian a su Ejecutivo cada cierto tiempo.

Los agricultores, que habían recibido al presidente con voces de "mentiroso" e incluso habían protagonizado tumultos contra la policía, se apaciguaron durante unos instantes. 

La tensión de las últimas semanas ha obligado a Macron a recuperar la iniciativa. Su intención, según explicó en el Salón de la Agricultura, es legislar para hacer del coste de producción el punto de partida de las negociaciones entre el sector primario y los fabricantes y distribuidores.

De salir adelante, la medida establecería un límite a las negociaciones de plantillas y significaría prohibir la venta a pérdida de los distribuidores.

La distribución francesa secunda a Macron

Las reacciones entre los principales ejecutivos de la distribución francesa no se han hecho esperar, y son sorprendentemente favorables.

"No puedo más que celebrar este anuncio del presidente Macron, que se hace eco de una medida que promovemos a nombre de Lidl Francia desde hace ya muchos años. Se prohibirá a los distribuidores vender a pérdida para proteger el ingreso de los productores del sector primario", ha explicado Michel Biero, presidente de Lidl Francia, en su perfil personal de Linkedin.

"Me pongo a disposición del gobierno y del conjunto de actores de la cadena alimentaria para contribuir a concretar este anuncio, que me parece va en la dirección correcta", ha insistido.

En una línea similar se pronunció ayer Michel-Édouard Leclerc: "Se deben asegurar los ingresos de los agricultores antes de cualquier negociación, so pena de sanciones. Además, para que quede claro a todo el mundo, se debe exigir a los revendedores (fabricantes, transformadores) una transparencia total acerca del precio que pagan a los agricultores".

Las declaraciones de Macron llegan apenas unos días después de la propuesta, avanzada por la ministra de Consumo Olivia Grégoire, de lanzar una puntuación de origen (Origine Score) como medida de protección a los agricultores del país, que fue asimismo respaldada por los ejecutivos de la distribución alimentaria francesa.

En el gran debate público francés, ya se trate de la inflación o de los agricultores, nadie quiere llevar la contraria al presidente de la República. Las declaraciones del sector deben leerse en clave defensiva: en primer lugar, para evitar señalamientos y la consiguiente erosión de marca de sus compañías; y, en segundo lugar, para garantizarse una buena posición en las mesas de negociación con el legislador, especialmente intervencionista en el caso francés.