Un despido por desvelar a una niña quién es Papá Noel
Junto a este motivo, la indisciplina y constantes meteduras de pata le han costado el puesto a una dependienta de El Corte Inglés.
Aquello de 'portarse bien' en Navidad para que nos traigan los ansiados regalos parece que no debe aplicarse sólo a los niños. Y si no, que se lo digan a una dependienta de El Corte Inglés, cuya indisciplina y meteduras de pata reiteradas le costaron el puesto de trabajo, según informa el diario El País. La última de ellas fue la gota que colmó el vaso ya que desveló a una niña de siete años quién es Papá Noel. Así lo recoge una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, en la que se confirma el despido procedente de esta trabajadora que, a tenor de lo sucedido, se ha ganado a pulso.
Los hechos se remontan al mes de diciembre de 2015 en El Corte Inglés de Santa Cruz de Tenerife. Unos padres con su hija de siete años pasean por el centro comercial. La madre mira de manera disimulada un reloj de caballero con intensión de separarlo como futuro regalo de Navidad para su marido. Entonces, la dependienta se dirige a la niña y le dice que se lleve a su padre a la perfumería mientras su madre elige un reloj como regalo de Navidad para él. "Cualquier sorpresa queda desvanecida y la niña queda desconcertada de que su madre elija o compre un regalo en lugar de hacerlo Papá Noel", señala la sentencia. La clienta habla entonces con el responsable de la sección quien, avergonzado por la situación, tiene que pedir disculpas en nombre de la compañía.
FALTAS REITERADAS
Sin embargo, los problemas con esta trabajadora no se quedan ahí. Otro cliente se quejó de su actitud "poco comercial" a raíz de la contestación que le dio mientras estaba comprando el día de Nochebuena. Le dijo que el 24 de diciembre no era un día para comprar en el centro, al tiempo que le recordaba que la tradición en nuestro país es la de los Reyes y no la de Papá Noel. Esta actitud hizo que el cliente pidiese que le atendiera otra dependienta.
El cambio de sección que tuvo que afrontar esta empleada tampoco frenó su indisciplina. Es más, su descontento por ello le llevó a protagonizar otro desagradable incidente que se explica también en la citada sentencia. Ocurrió tras envolver un paquete para un cliente. La desgana hizo que tirara de forma brusca las tijeras sobre el mostrador, que cayeron a pocos centímetros de la cara de un niño pequeño, hijo de otra clienta que esperaba en la zona.
Los problemas venían ya tiempo atrás, dado que meses antes esta trabajadora había sido suspendida de empleo y sueldo durante dieciséis días por varias faltas graves, como vender muestras, dejar el material al alcance de los clientes sin custodia, y también faltas de consideración y respeto a los clientes, compañeros y jefes. En la carta de despido disciplinario se detallaban todas y cada una de estas faltas de respeto y actuaciones rebeldes, contrarias a las de un profesional vendedor y que infringían tanto el Estatuto de los Trabajadores como el Convenio Colectivo de Grandes Almacenes.
El tribunal que revisó su caso tuvo en cuenta que la dependienta, "pese a ser sancionada", no decayó en su "voluntad rebelde de menosprecio a sus superiores y compañeros y a las órdenes recibidas". "Las acciones que llevó a cabo la trabajadora solo podrían constituir una falta leve o incluso grave, pero, en conjunto, revelan una clara voluntad rebelde en el cumplimiento de sus funciones como dependienta y una patente mala fe", incide la sentencia reconociendo que la empresa, como no podía ser de otra manera, ya no podía confiar en esta trabajadora.
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