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Café de comercio justo y sostenible
Café de comercio justo y sostenible

El café sigue siendo una de las bebidas más populares, requeridas y disfrutadas en todos los rincones del mundo, pero también es uno de los alimentos que más sufre la especulación y los grandes desequilibrios entre los beneficios empresariales y los de los agricultores de origen. De hecho, se ha convertido en el gran vehículo para amasar grandes fortunas a costa de perjudicar el trabajo y sacrificio de los cosechadores.

Si preguntamos a Alex Mastin, del sitio de referencia Homegrounds, sobre los beneficios que aporta el café de comercio justo y sostenible, seguro que la lista se podría hacer interminable, tanto por calidad del producto como por el convencimiento moral de estar contribuyendo a prácticas más justas y responsables con nuestros semejantes. Si necesitas más razones, aquí te explicamos por qué es una buena opción consumir café de comercios justos y sostenibles.

El gran negocio del café

Sea cual sea el producto que se comercialice, las grandes empresas solo tienen un objetivo: sacar el mayor beneficio. Es así cómo se utilizan todas las técnicas posibles para presionar a los productores e intermediarios de la zona en la que se cultiva el café. Según datos de Oxfam Intermón, en Uganda, por ejemplo, de toda la producción cafetera solo queda en el país un 11% del total del precio final, llegando a los campesinos tan solo un 6%. El resto, un 89% queda en manos de los empresarios que manejan las grandes marcas.

Pero el café también sirve para realizar otras prácticas poco honradas como es llevar el producto hasta un paraíso fiscal antes de llegar al destino final, para, de este modo, no tributar e inflar el precio del mismo. Así es como se obtiene un mayor beneficio. Cabe recordar que el precio del café en el mercado no es libre, por lo tanto, el mayor interés de los empresarios es buscar las tretas suficientes para sacar el mayor rendimiento ya sea presionando a los campesinos del país de origen o saltándose los deberes obligados en la tributación.

La mejor alternativa: el comercio justo y sostenible

A medida que se va ampliando nuestra conciencia y acrecentando nuestro compromiso social, también aumenta la necesidad de buscar alternativas que cumplan unas normas éticas en temas comerciales. Es así como el comercio justo y sostenible ha conseguido ocupar un puesto primordial dentro del mundo de la alimentación, especialmente en aquellos productos que han servido, y sirven, de las mayores especulaciones, como son el café y el cacao, entre otros.

¿Qué es el comercio justo?

Comercio justo es aquel que nos garantiza un intercambio igualitario entre las personas que cultivan o producen el producto y los compradores. De esta manera, ninguna de las partes se siente explotada o discriminada, ya que la transacción se realiza en los términos más justos y equitativos para ambos.

Otra de las prácticas que fomenta el comercio justo es la sostenibilidad. Es así como se garantiza la supervivencia de los recursos, evitando que se agoten y, además, siendo respetuosos con el medio ambiente. 

En definitiva, la base del comercio justo es la transparencia en cada una de sus transacciones, al mismo tiempo que acaba con las situaciones injustas de trabajo, mejorando las condiciones laborales de todos aquellos trabajadores que se encuentran en situación vulnerable por la pobreza o la opresión. No en vano, con el comercio justo el porcentaje que recibe el productor es de un 15%, frente al 6% que le ofrecen las empresas internacionales.

¿Por qué comprar café en el comercio justo?

Aunque la lista podría ser interminable, y mucho más en cuestiones morales, vamos a intentar hacer un resumen con aquellas cuestiones que te resultan más útiles, tanto nutritivas como éticas.

Mayor valor nutricional

Los cafés que se comercializan en los establecimientos habituales, por regla general, provienen de grandes plantaciones de café en las que la producción debe ser masiva, con el fin de abastecer todas las necesidades y amortizar la inversión. Por eso no es extraño el empleo de productos químicos.

En cambio, el café que se ofrece en el comercio justo proviene de plantaciones ecológicas, garantizando su origen y su especial cuidado durante el proceso de cosecha. De ahí que conserve todos sus valores nutricionales, así como un excelente sabor, totalmente natural y con el punto exacto de intensidad.

Precio justo para el campesino sin variaciones

Suele ser habitual que los precios del café fluctúan de forma constante. De este modo, el campesino nunca puede hacer una previsión de ventas ni de ganancias. Este hecho lo aprovechan los especuladores para hacer presión e intentar aprovecharse de las situaciones más adversas, pasando por alto que, en la mayoría de los casos, ponen en peligro la subsistencia de miles de familias.

En el caso del comercio justo, el campesino siempre tiene garantizado un precio mínimo que no varía, incluso ante las crisis que puedan ir sucediéndose en el mercado del café. De esta forma, puede planificar sus cosechas, inversiones y supervivencia.

Calidad al mejor precio para el consumidor

Si eres de los que tienen mucho cuidado con los precios e intentan conseguir la oferta más explosiva, es necesario que sepas que el café de comercio justo es algo más caro que el que puedes encontrar en cualquier estantería del supermercado, especialmente si lo adquieres de marca blanca. Sin embargo, la diferencia es abismal, tanto en valores nutricionales, sabor y, sobre todo, conciencia social. No hay que olvidar que se trata de un producto ecológico y solidario, valores que, difícilmente, se pueden equiparar a una moneda.

¿Cómo preparar el café de comercio justo?

Ya hemos visto como el café de comercio justo nos ofrece una serie de ventajas nutricionales y de sabor frente al resto de marcas. Sin embargo, el modo de preparación es el habitual, no necesitando enseres especiales ni aditivos que potencien su calidad. Se puede preparar en cafetera de filtro, italiana o expreso.

El único detalle a tener en cuenta es la calidad del agua. No olvidemos que el 96% de una taza de café la compone el agua, de ahí que sea fundamental utilizar un agua de calidad, no embotellada, pero que contenga un mínimo nivel de cal.

La conservación también es importante, así que una vez abierto el paquete lo mejor es guardarlo en un recipiente hermético y, a ser posible, en el frigorífico.

El café activa la mente, ayuda en la pérdida de peso, es rico en antioxidantes y protege el corazón y además, si es de comercio justo, contribuye al bienestar de nuestros semejantes mientras cuidamos del planeta. No en vano, como decía Verdi, "el café es un bálsamo para el corazón y el espíritu".

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