Encuentran unas gafas dentro en una bolsa de patatas del supermercado
Una joven gaditana publica en sus redes sociales la sorpresa al abrir un paquete de patatas fritas de la marca Cortijo del Olivar que había comprado su madre en el supermercado.
La variedad de objetos (animados e inanimados) que algunas veces acaban en productos de alimentación está de actualidad estos días después de que una clienta de un supermercado de Cádiz encontrara nada menos que unas gafas en una bolsa de patatas fritas.
Parece increíble y surrealista, es verdad. Por eso, Paula Payán, hija de la clienta afectada por este 'descubrimiento', decidió relatar en sus redes sociales cómo sucedió esta historia.
"Antes de cenar, viene y me pregunta: 'Paula, me iba a comer estas patatas, pero ¿esto no son unas gafas?', y me enseña el paquete donde no se ven siquiera las gafas como tal, solo se veían las patillas", relata.
Removiendo el contenido de la bolsa, que naturalmente estaba completamente cerrada, aparecieron finalmente las gafas en su interior. "Llegamos a la conclusión de que es de un trabajador al que se les habrá caído en la fábrica, no tenemos ni idea de cómo habrán llegado ni el proceso de las patatas. El caso es que tenemos las gafas de un señor/una señora en nuestra casa y pensamos guardar el paquete como si de oro se tratase, fin de la historia".
LA MARCA SE DISCULPA... CON SENTIDO DEL HUMOR
La marca de las patatas, Cortijo del Olivar, ha pedido disculpas a la clienta por este hecho, que se ha tomado al mismo tiempo con cierta guasa: "¡Hola! Antes que nada te pedimos disculpas. Nuestras patatas fritas están tan ricas ¡porque tienen duende!. Las gafas son de Manolito, te intentaremos mandar una foto suya y una caja de nuestros productos. Sin sus gafas no ve nada pero tú disfrutarás de nuestras patatas", señala esta firma en sus redes sociales, precisando también que tiene activados sus protocolos de seguridad.
Dejando aparte el lado cómico del asunto, la pregunta obvia es cómo es posible que un objeto del tamaño de unas gafas pueda colarse en una bolsa de patatas que llega al supermercado sin que nadie haga nada por evitarlo. Sabemos de la exigente legislación sanitaria referida a la seguridad alimentaria que existe en nuestro país, pero hechos como éste pueden poner en tela de juicio los controles más básicos.
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