El consumo de fruta fresca ha disminuido casi un 30% en la última década: en el año 2016 el consumo era de 90,2 kg por persona; en 2025 el consumo se sitúa en 64,4 kg. Y, según datos del Ministerio de Sanidad, el porcentaje de personas mayores de 15 años que consumen a diario fruta, verduras y hortalizas frescas supera por poco el 50% de las personas en el caso de las frutas y tan solo en el 32% para las verduras y hortalizas.
En esta coyuntura, el supermercado se ha convertido en el canal favorito para la compra de frutas y hortalizas, desbancando al canal especializado, y la sección de frutería es utilizada por las compañías de supermercados como gancho para la captación de clientes, situándolas en la entrada del supermercado.
Colocar la frutería justo a la entrada del supermercado genera una sensación de frescura y cercanía que, junto a la variedad cromática de las frutas y hortalizas, hace que sea una sección muy atractiva para el cliente.
La tendencia predominante es el libre servicio para que el cliente pueda seleccionar, por ejemplo, a su gusto de maduración el producto. Uno de los retos de la frutería en libre servicio es el momento del pesaje y/o pago, si este lo realiza el cliente, ya que por “error” puede pulsar la tecla equivocada de producto, casualmente un producto más barato, con la consiguiente pérdida del distribuidor. En este sentido, la tecnología puede ayudar con básculas inteligentes que, a través de cámaras, reconocen el producto correcto, corrigiendo de este modo el “error” del cliente.
Otra solución tecnológica que se está comenzando a implantar es un dispositivo capaz de medir la maduración del aguacate mediante luz infrarroja e imagen, con Hiperdino como pionero español en su utilización.
Colocar la frutería justo a la entrada del supermercado genera una sensación de frescura y cercanía que, junto a la variedad cromática de las frutas y hortalizas, hace que sea una sección muy atractiva para el cliente
Más comunicación
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, echo en falta más comunicación del supermercado informando de las frutas y hortalizas de temporada, así como locales de km 0, para sensibilizar al consumidor, ya que estas requieren de menos recursos naturales y un menor impacto en el medio ambiente, tanto por su producción como su transporte.
También hay supermercados, como Hijos de Luis Rodríguez en Asturias, que ofrecen dentro de su sección de frutería lechugas cultivadas bajo el método de hidroponía, una técnica que reduce notablemente el consumo de agua.
Un aspecto preocupante es el desperdicio alimentario: se estima que entre el 40% y el 50% de las frutas y hortalizas se pierden en algún eslabón de la cadena alimentaria, siendo el porcentaje más alto en los hogares. En España se calcula que cada hogar tira a la basura 76 kg de alimentos al año, de los que cerca del 20% son frutas y hortalizas.
Iniciativas como Too Good to Go -una App hace de intermediaria entre súpers que ponen a la venta productos o alimentos en riesgo de no ser vendidos-, la bolsa antidesperdicio de Lid o la campaña “Frutas Feas” de Eroski son bienvenidas para, entre todos, conseguir la reducción del desperdicio alimentario.
Antes hablaba de frutas y hortalizas Km 0, ¿os imagináis un supermercado con un huerto integrado en la tienda…? IGA abrió en 2017 el primer supermercado con huerto en el tejado de su edificio. Ahí lo dejo.
Alfonso Sebastián
(*) Este artículo está incluido en el Anuario Frutas y Hortalizas 2026 de FRS Food Retail & Service, una obra exclusiva que ha sido posible gracias al patrocinio de Anecoop, Nufri, Orri, Patatas Meléndez y Zespri, y con el apoyo de otras empresas anunciantes.
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