El sector hortofrutícola en España ha vivido una profunda transformación en la última década. Los cambios demográficos, los nuevos estilos de vida, la creciente sensibilidad medioambiental y la preocupación por la salud han reconfigurado los hábitos de compra y consumo de frutas y hortalizas y de la cesta de la compra en general.
Pese a ello, los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) reflejan una moderación en el consumo de frutas y hortalizas en los hogares, sobre todo entre la población más joven.
Ante esta tendencia, la distribución ha intensificado su compromiso con la promoción de una dieta equilibrada y sostenible, apostando por un surtido más amplio, una mejor presentación y una oferta adaptada a nuevos estilos de vida que demandan, entre otras cuestiones, más productos de proximidad y ecológicos. Además, las empresas de distribución han consolidado su papel de dinamización del ecosistema hortofrutícola, articulando cadenas de suministro eficientes, colaborando con productores locales y respondiendo a desafíos que se plantean desde el punto de vista regulatorio y, por supuesto, por parte del consumidor.
La aportación de la distribución va mucho más allá del papel comercial, actuando como impulsor de hábitos saludables, defensor de la producción local, facilitador de la innovación y garante de la seguridad alimentaria
Según el último Observatorio de la Distribución, elaborado por La Distribución Anged y Ceprede (Universidad Autónoma de Madrid), las grandes cadenas de supermercados e hipermercados son el canal preferido por los consumidores, con una cuota de mercado del 64% en Alimentación. Ambos formatos se han convertido en espacios de valor añadido para el consumidor gracias a su capacidad para innovar y al impulso de los alimentos frescos, como las frutas y hortalizas, que son imprescindibles a la hora de atraer y fidelizar a nuevos consumidores.

La promoción de la salud es uno de los objetivos comunes en los que está trabajando intensamente la cadena de valor de las frutas y hortalizas.
Impulso del producto de proximidad
En esta línea, uno de los ejes en nuestro sector en los últimos años ha sido el impulso del producto de proximidad. Lejos de una visión uniforme o centralizada, las empresas han potenciado la compra a productores locales. Con ello, se han podido incorporar variedades de cada territorio y productos de temporada que enriquecen el surtido. A su vez, se ha mejorado la eficiencia logística, acercando las cadenas de suministro a los puntos de venta de cada territorio.
También destaca la apuesta por los productos ecológicos, sobre todo en los hipermercados, que son los que más están impulsando esta categoría en sus lineales en colaboración con los operadores ecológicos certificados, que tienen especial relevancia en comunidades como Andalucía.
En colaboración con la cadena de valor, la distribución ha recorrido un largo camino para convertirse en un motor estratégico del consumo de frutas y hortalizas en España
No podemos olvidar el papel que juegan las marcas de la distribución a la hora de posicionar los alimentos frescos, no solo en las frutas y hortalizas, como sinónimo de calidad y responsabilidad social. En colaboración con los productores, a través de las marcas de nuestras empresas asociadas se están recuperando variedades de fruta y verdura y posicionando otras donde el origen y el cuidado en los procesos de producción son una garantía de calidad diferenciada.
Más allá del surtido, la distribución ha desarrollado la conveniencia y la experiencia de compra, adaptando sus espacios y servicios a estilos de vida más rápidos, urbanos y diversos. Por ejemplo, con frutas y hortalizas de IV y V gama para facilitar el consumo inmediato o con propuestas listas para cocinar o incluir en menús saludables.
Lucha contra el desperdicio
La lucha contra el desperdicio y la promoción de la salud son sin duda otros dos objetivos comunes en los que está trabajando intensamente la cadena de valor de las frutas y hortalizas. En ambos casos, la sensibilización y el compromiso de los consumidores es clave. En este sentido, nuestras empresas asociadas se han volcado en los últimos años en hacer de la alimentación saludable un pilar estratégico y ofrecer herramientas a los consumidores para mejorar sus hábitos de consumo y seguir un estilo de vida alineado con esta alimentación. Esta apuesta es clave para que el consumidor reconozca los beneficios de las frutas y hortalizas y podamos aumentar el peso y el valor de los alimentos frescos en la cesta de la compra.
En definitiva, en colaboración con la cadena de valor, la distribución ha recorrido un largo camino para convertirse en un motor estratégico del consumo de frutas y hortalizas en España. Su aportación va mucho más allá del papel comercial, actuando como impulsor de hábitos saludables, defensor de la producción local, facilitador de la innovación y garante de la seguridad alimentaria.
En un momento de incertidumbre global como el actual, conviene repasar algunas de las fortalezas de la cadena agroalimentaria española. En primer lugar, es una de las más eficientes y seguras del mundo. En segundo lugar, nuestros productos de calidad diferenciada se han ganado un prestigio internacional. En tercer lugar, contamos con grandes empresas líderes, que comenzaron en su mayoría como pequeños negocios familiares y que, gracias a su iniciativa y buena gestión, hoy son una extraordinaria cantera de profesionales de primer nivel. Sobre estas bases, debemos seguir construyendo una cadena de valor de frutas y hortalizas innovadora y al servicio del consumidor.
María Sánchez
(*) Este artículo está incluido en el Anuario Frutas y Hortalizas 2026 de FRS Food Retail & Service, una obra exclusiva que ha sido posible gracias al patrocinio de Anecoop, Nufri, Orri, Patatas Meléndez y Zespri, y con el apoyo de otras empresas anunciantes.
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