Al olor de un buen lechazo

Los abuelos de mi chico, Abraham, son de Aranda de Duero y en cada celebración familiar, el lechazo siempre ha sido parte central del menú. Yo no soy especialmente fan, pero es verdad que un buen lechazo, incluso a los que no somos fieles acérrimos del cordero, no se le resiste a nadie. En mi caso, solo lo como en contadas ocasiones y cuando realmente tiene un sabor suave, está bien asado y al comerlo resulta especialmente meloso.

El lechazo para Abraham es igual a tradición, abuelos y celebración. Así que no os podéis imaginar la ilusión que le hizo cuando le comenté en medio de la pandemia que había descubierto una web llamada Domingos de Lechazo a través de la cual puedes pedir auténtico lechazo IGP de Castilla y León asado en horno de leña. Vamos, de los de verdad.

Al parecer, y según me contó otra buena amiga arandina, esta idea surgió a raíz del cierre de restaurantes y las limitaciones a la hostelería, lo que había provocado que el consumo de algunos productos como el cordero descendiese considerablemente en Castilla y León. La ganadería ovina se ha tenido que reinventar, y en el caso de los lechazos, se han comenzado a comercializar vía online para darles salida, porque, de otra forma, dejarían de serlo.

Así, fruto de un movimiento Aranda Se Mueve, ganaderos de ovino y restaurantes se han coordinado para ofrecer este producto envasado al vacío. Su elaboración es muy sencilla y el cordero no tiene trampa ni cartón, más allá de que debe ser elaborado en un buen asador.

Para mi tranquilidad, porque como os dicho tiene que ser un lechazo de muy buena calidad para que me guste, el producto que yo recibí provenía del Mesón El Pastor, muy reconocido en Aranda de Duero y cuna de este producto desde 1976. Dentro de una caja llegó el lechazo “churro”, como lo llaman, que previamente al envío asan con un poco de agua, sal, limón, y solo los maestros asadores del Mesón saben cuándo adquiere el punto perfecto para conseguir el crujiente de su corteza y la melosidad de la carne.

Una vez asado, lo empaquetan y tú lo recibes en casa, encargándolo a mediados de semana para poder recibirlo el fin de semana. Llega con la salsa aparte, listo para calentar y comer. Si quieres esperar unos días, puedes guardarlo durante una semana en la nevera, como hicimos nosotros, pues sigue estando en su punto.

Nosotros lo elaboramos un sábado para comer. Yo os aconsejo la forma tradicional de disfrutar el lechazo de Aranda de Duero que es con una ensalada y por supuesto, un buen vino de Ribera del Duero, tal y como ellos mismos lo comercializan en diferentes packs. Lo metimos al horno en un recipiente de barro y vertimos la salsa sobre el mismo. Al cabo de unos 15-20 minutos en nuestra casa había un olor a asado que nos dio aún más ganas de disfrutarlo.

El lechazo estaba es su punto, con la piel muy crujiente y jugoso por dentro, y fue lo suficientemente abundante para que los dos quedásemos saciados. Un plan gastronómico sencillo y a la vez, muy cualitativo, con el que además contribuyes con 2 euros a Cáritas de cada cuarto lechazo que encargues para atender las necesidades del entorno de Aranda del Duero.

A mí me parece un regalo muy original para los amantes de los asados o bien para enviar y regalar de cara a navidades a personas que este año no pasarán las fiestas en familia. Y además, con Domingos de Lechazo contribuyes a apoyar el comercio y ganadería local que ahora más lo necesita. ¿Apetece un asado?

Domingos de Lechazo propone varios packs de lechazo con vino de Ribera del Duero rosado o tinto roble, morcilla, paleta ibérica desde 47 euros con los gastos de envío incluidos a toda la península. Los pedidos deben hacerse antes del miércoles a las 12h para que puedan ser degustados en el fin de semana.

Mapi Hermida, La GastrónomaSígueme en Instagram

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