Producir alimentos para los 8.200 millones de personas que pueblan el planeta es una tarea titánica, que depende del trabajo de millones y de una gran cantidad de recursos, tanto naturales como artificiales. Por si esto fuera poco, se prevé que la población mundial alcance los 10.000 millones durante este siglo y, dadas las consecuencias del cambio climático, es necesario dejar atrás las técnicas agrícolas tradicionales para apostar por otras que respeten los recursos naturales y la biodiversidad.
Afortunadamente, la producción sostenible de alimentos, generando más cantidad usando menos recursos, no es una idea futurista poco probable, sino una realidad en cada vez más lugares del mundo. Además de los cambios en las prácticas agrícolas, los agricultores se apoyan en la tecnología, como las soluciones inteligentes de monitoreo de cultivos, para reducir el desperdicio y el uso inadecuado de los insumos.
¿Qué es la producción sostenible de alimentos?
La producción sostenible de alimentos no es única y universal, existen diferentes variaciones de llevarla a cabo. Sin embargo, en todas ellas destaca la responsabilidad por hacer un uso adecuado de los recursos naturales finitos del planeta, especialmente en lo que se refiere a agua dulce. También se promueve la reducción o eliminación (si es posible) de productos químicos. Y, por último, se compromete a mantener la fertilidad del suelo y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Entre las técnicas y herramientas utilizadas destacan varias. A nivel de técnicas, la diversificación de cultivos y la inclusión de la ganadería dentro del ciclo de cultivo favorece una resistencia natural contra plagas y enfermedades. A nivel de herramientas, el monitoreo satelital de la agricultura, los sensores inteligentes o el software específico facilitan la labor de los agricultores con datos actualizados objetivos con los que mejorar la gestión agrícola de la explotación.
Cómo construir un sistema alimentario más sostenible
Como se mencionaba anteriormente, no hay un único sistema para hacer que la producción sea sostenible. Sin embargo, si está pensando en cambiar la forma en la que produce alimentos por otra más sostenible, considere las siguientes opciones.
Optimice el uso del suelo agrícola
Uno de los mayores problemas de la agricultura tradicional y extensiva es el uso de la tierra hasta agotar por completo sus recursos, concretamente los nutrientes. Puesto que los agricultores no pueden permitirse estar mínimo un año sin cosechar dejando la tierra en barbecho, la solución habitual pasa por la reconversión de las tierras boscosas cercanas en nuevas zonas agrícolas.
Para evitar la destrucción del medioambiente y la pérdida de biodiversidad asociada a estas talas, los agricultores que opten por un sistema sostenible deben aplicar prácticas mejoradas de gestión del suelo y del agua para evitar llegar a esta situación. El uso de técnicas como la rotación de cultivos (por ejemplo, las leguminosas pueden reponer el nitrógeno consumido por los cultivos comerciales plantados anteriormente) y tecnología para el seguimiento de cultivos son clave para esta optimización.
Adopte la agricultura de precisión
De entre los posibles enfoques sostenibles, la agricultura de precisión es el más popular debido a su combinación entre tecnología de vanguardia y un uso racional y medido de los recursos. La tecnología, como sensores, drones, satélites o dispositivos IoT, ayuda a determinar el estado de los cultivos y del suelo en cada momento. Esto no solo permite detectar variaciones en los cultivos, típicamente relacionadas con plagas, enfermedades o estrés de cualquier tipo, también ayuda a establecer la cantidad de insumos que hace falta en cada subzona del campo.
La optimización de los insumos no afecta al rendimiento de los cultivos, que pueden mantener la producción en un nivel muy alto, sino que ayuda a no desperdiciarlos, con el consiguiente gasto innecesario. Un uso excesivo de insumos, especialmente aquellos químicos, puede provocar problemas adicionales, como escorrentías que contaminan las masas de agua cercanas o incluso quemaduras en la planta.
Priorice la producción de alimentos sostenibles
Algunos productos, como el aceite de palma, el café o el cacao han estado durante mucho tiempo asociados a una producción ‘sucia’. Problemas como la deforestación, la destrucción de hábitats naturales o el trabajo forzado, entre otros, que están muy alejados del concepto de sostenibilidad.
A las iniciativas que han surgido dentro del sector, como el programa RSPO o Rainforest Alliance, se suma el cambio de mentalidad de la sociedad actual, que apuesta por productos locales, naturales y sostenibles. Así, si tiene una explotación agrícola, no tendrá problemas para vender sus productos si se adhiere a una producción sostenible.
Reduzca el desperdicio de comida
Según la FAO, casi un tercio de los alimentos que se producen en el mundo a lo largo de un año se desperdician de un modo u otro. Más allá de los propios alimentos, que podrían haber alimentado a millones de personas, también se pierden los recursos usados para producirlos, como agua, semillas o nutrientes.
Aunque casi la mitad del desperdicio surge en la transformación y fabricación, en torno a un tercio se pierde durante la temporada de cultivo y la manipulación tras la cosecha. Formarse a sí mismo y/o al personal de la explotación ayudará a que menos comida se pierda y que su valioso esfuerzo durante la temporada no haya sido en balde.
Apueste por sistemas alimentarios locales y circulares
Los sistemas de negocio circulares son una excelente solución, tanto en lo relativo a la producción de alimentos como la protección medioambiental, creando empleo local y reduciendo la dependencia de productos provenientes de terceros países. Por ejemplo, usar hojas o residuos verdes como bioenergía ayuda a abastecer la granja y otros hogares cercanos; por su parte, el tratamiento de aguas residuales puede servir para extraer importantes minerales finitos, como los fosfatos, que luego pueden usarse para fertilizar.
Satisfacer la demanda de alimentos de la población mundial no es suficiente si queremos que las generaciones futuras lo disfruten igual que nosotros. Aunque a título personal puede parecer que un enfoque sostenible no supone un gran cambio, la realidad es que la protección del medioambiente y el cultivo de alimentos libre de químicos es cada vez una realidad más general. Solo hay una posibilidad de alimentar el futuro, y es el crear un sistema alimentario más sostenible y justo.
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Autor:
Vasyl Cherlinka es Doctor en Biociencias especializado en Edafología (ciencia del suelo), con 30 años de experiencia en este campo. Licenciado en Agroquímica, Agronomía y Edafología, el Dr. Cherlinka lleva muchos años asesorando al sector privado en este tipo de cuestiones.