El ministro  Alberto Garzón vuelve a colarse en las conversaciones entre fabricantes alimentarios después de haber cargado esta misma semana contra el patrocinio de Galletas Príncipe a la Selección Española de Fútbol defendiendo la prohibición de anuncios publicitarios de alimentos que el ministro de Consumo considera "perniciosos" para la salud. 

Los anuncios de galletas no son la única obsesión de Garzón. El ataque a Príncipe llegó en el mismo acto en el que el ministro mostró su interés en regular el consumo de bebidas energéticas. Una suerte de cruzada contra estas bebidas que, de nuevo, no dudó en calificar como culpables de "graves problemas de salud" en niños y adolescentes.

"Son afirmaciones muy serias que proceden de todo un ministro", señala en conversación con Food Retail & Shopper un directivo de una importante multinacional de gran consumo con sede en España. Denuncia tajante que "Alberto Garzón es la peor plaga para los fabricantes y la alimentación españolas". "Esta semana ha sido el turno de galletas Príncipe o Red Bull, pero mañana le puede tocar al zumo de frutas o a cualquier marca de chocolates o de helados, ahora que se acerca el verano", sentencia.

Lo cierto es que el sector que observa con preocupación cada uno de los movimientos del ministro de consumo. "Cada vez que habla sube el pan. Literalmente", añade preocupado por las últimas intervenciones de Garzón el director de ventas de una empresa agroalimentaria española. 

El de Consumo es uno de los ministros más controvertidos por sus ataques contra el sector. "Porque nosotros somos parte del consumo, esto no es una guerra entre consumidores y fabricantes". "El caso es que no se trata de un activista del 15-M, sino de un miembro del Consejo de Ministros de cuyas ocurrencias terminan saliendo normas con rango de Ley", añaden los 'afectados' por las intervenciones de Garzón.

AZÚCAR, HOSTELERÍA, CARNE... LOS FRENTES DEL GOBIERNO CONTRA EL SECTOR ALIMENTARIO

Del Ministerio de Consumo salió la idea de subir el IVA a los refrescos. En ese momento, el Gobierno no dudó en lanzar su campaña 'El azúcar mata', y ya entonces el sector denunció un mero interés recaudatorio a base de desprestigiar a los fabricantes. 

Recordemos que la subida del impuesto del IVA del 10% al 21% a las bebidas azucaradas y edulcoradas podría provocar una caída de las ventas de hasta 370 millones de euros y la pérdida de 6.165 empleos en España en el peor escenario, según los datos del informe realizado por PWC sobre fiscalidad a alimentos y bebidas, elaborado a instancia de Aecoc, ACES, Anged, Asedas, Hostelería de España, Marcas de Restauración, Promarca y Fiab. Pérdida de beneficios y de empleo en el peor momento posible.

De caída de negocio y pérdida de empleos también sabe mucho el sector de la hostelería, otro de los blancos perfectos del Ejecutivo en sus particulares cruzadas con la salud como excusa. El sector cerró 2020 con pérdidas del 50% de la facturación y con un tercio de los locales pendiendo de un hilo pese a que los reiterados informes encargados por el sector negaban que los bares y restaurantes fueran un especial foco de contagio del coronavirus en nuestro país. De poco sirvieron los datos frente a un Gobierno del que ya han salido en ocasiones frases tan despectivas como clasistas como aquella desafortunada de "no queremos un país de camareros".

Y los fabricantes no son los únicos que miran con recelo cada paso del Gobierno. El sector primario también ha salido al paso de una de las últimas balas lanzadas, en este caso, por el presidente Pedro Sánchez.  Hace apenas unos días la ganadería dijo basta ante lo que consideran "ataques interesados" del presidente del Ejecutivo, que en la presentación de la Estrategia 2050 no dudó en asegurar que el consumo de carne por parte de la población es excesivo y que la ganadería española no es sostenible en términos de emisiones de gases con efecto invernadero. "El Gobierno miente, el presidente miente y lo peor de todo es que lo hacen con toda la intención", sentencian desde otro de los sectores señalados por el Gobierno.