5 claves sobre la reciclabilidad de los envases
Este proceso es clave para avanzar hacia una economía circular real. El fabricante de latas de bebidas Ball explica los detalles esenciales a tener en cuenta.
¿Qué es la reciclabilidad? ¿Es lo mismo que el reciclaje? ¿En qué se diferencian? ¿Son todos los envases igual de reciclables? ¿Se recicla la totalidad de mi envase o solo una parte? ¿Pierdo parte del material en el proceso? ¿El material se recicla en algo de igual calidad o acaba perdiendo su valor? La respuesta a estas cuestiones no es tan sencilla como podría parecer.
Por eso, de cara al Día Mundial del Reciclaje, que se celebrará el próximo 17 de mayo, el fabricante de latas de bebidas Ball, ofrece cinco claves básicas sobre por qué la reciclabilidad de los envases es fundamental para avanzar hacia una economía circular real. Te lo contamos.
1.- RECICLAJE VS RECICLABILIDAD
Con la actualización de la Directiva relativa a los envases y residuos de envases, Bruselas ha marcado el camino para dejar clara esta diferencia: la tasa de reciclaje de todos los materiales deberá calcularse en el punto donde este se convierte en una nueva materia prima nueva -por ejemplo, el aluminio en el momento que se funde-. Si hay alguna pérdida anterior en el proceso, no se debería tener en cuenta. Lo mismo pasaría con los demás envases. Si un envase tiene varios materiales, entonces la tasa de reciclaje solo debería contar aquellos materiales que sí se pueden reciclar.
2.- MATERIALES QUE PUEDEN RECICLARSE UNA Y OTRA VEZ
Es el caso del aluminio. Como metal que es, es un material permanente que permanece inalterable y que es infinitamente reciclable, sin importar cuántas veces se procese. Además, su punto de fusión (660°C) es más bajo que el de otros envases, por lo que las latas de bebidas requieren menos energía durante su reciclaje y su huella de carbono es sensiblemente menor.
3.- MISMA CALIDAD QUE EL MATERIAL ORIGINAL
La economía circular real no solo se preocupa por alcanzar elevadas tasas de reciclaje, sino también por asegurar un reciclaje de calidad. Y es que un sistema eficiente debería garantizar que, independientemente de cuántas veces se recicle un material, este mantenga el valor al final de su vida, preservando las mismas propiedades inherentes en la materia virgen. Se evita, así, el llamado 'downcycling'.
4.- EL DISEÑO IMPORTA
Cada vez son más las empresas que invierten en mejorar el ecodiseño de sus productos para así reforzar su reciclabilidad. En el caso concreto de la lata de aluminio, sus propiedades y condición monomaterial hacen fácil y económica su separación. El procesamiento es, además, simple, independientemente del tamaño, color y formato. De hecho, la lata adopta cada vez más opciones de diseño innovadoras (efectos mate, realidad aumentada, tintas que lucen en la oscuridad, códigos QR…) sin que estas interfieran en su nivel de reciclabilidad.
5.- LOS MÁS RECICLADOS
Un material como el metal conserva sus propiedades inherentes para siempre, lo que lo convierte en un ejemplo perfecto de circularidad. En 2018, se recicló el 76,1% de las latas de bebidas de aluminio en Europa, y el 60% a nivel mundial. Se trata, en definitiva, de uno de los tipos de envase más reciclados del mundo.
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