El director general de Auchan Retail, Guillaume Darrasse, ha enviado una carta a los 11.000 trabajadores de la enseña en Francia para explicar los motivos detrás del acuerdo con Les Mousquetaires, anunciado la pasada semana, por el que la cadena cede su marca en 294 supermercados que pasarán a operar bajo Intermarché y Netto.

"Sé que os hacéis muchas preguntas y que esto genera muchas emociones, incluso inquietud en algunos, y es legítimo en esta fase del proyecto", comienza el directivo en un mensaje recogido por el medio francés Je Bosse en Grande Distribution. La reacción sindical confirma el efecto sorpresa: René Carette, delegado central de la CFDT, describió la noticia como "un mazazo", en un momento especialmente sensible para la plantilla tras el recorte del pasado año, que supuso la supresión de 2.400 puestos.

Un acuerdo sin precedentes

El acuerdo con Les Mousquetaires es el mayor giro estratégico de la historia reciente de Auchan y supone su retirada de facto del canal Supermercado en Francia, donde prevé concentrarse en formatos de grandes dimensiones.

Auchan conservará la titularidad de los establecimientos y del inmobiliario, pero creará una entidad jurídica autónoma que explotará estas tiendas en régimen de franquicia bajo la marca, los surtidos y la política comercial de dos de sus principales competidores.

Darrasse subraya esta diferencia desde el inicio: "No estamos vendiendo nuestros supermercados y no abandonaremos a los colaboradores, que permanecerán como empleados de Auchan". Sin embargo, la propia carta admite que el cambio es sustancial. Las tiendas adoptarán los métodos de trabajo, los procesos operativos y el modelo comercial de Intermarché, lo que supondrá —en palabras del directivo— "un profundo revulsivo en nuestra manera de pensar y en nuestras prácticas históricas".

En otras palabras, las tiendas seguirán siendo de Auchan, pero funcionarán como si fueran de su competidor.

Capitulación de un modelo agotado

Sin decirlo, la misiva de Darrasse reconoce en el fondo el fracaso de Auchan a la hora de conformar un modelo de supermercado capaz de hacer frente a rivales como E. Leclerc, Carrefour o Intermarché. 

"Este acuerdo es un verdadero punto de inflexión. Revuelve nuestra manera de pensar y nuestras prácticas históricas", escribe Darrasse.

En el documento, el CEO reconoce que Intermarché es más competitiva y cuenta con procesos "más adaptados y ágiles" en este formato. La puesta en marcha de su estructura de costes permitirá, según sus estimaciones, una rebaja inmediata de precios de alrededor del 6%.

El mensaje es directo: Auchan ha perdido terreno en competitividad y necesita apoyarse en un operador que domina el formato supermercado —Intermarché es el líder indiscutido en número de tiendas y cuota— para ganar eficiencia, tráfico y precio.

Un proyecto a la ofensiva

Pese a la dureza del diagnóstico, Darrasse presenta la operación como un plan "claramente ofensivo" que permitirá modernizar la red y recuperar atractivo comercial en un plazo más corto.

"Nos permitirá realizar en un tiempo muy corto lo que sólo habríamos logrado después de muchos años, con posibilidades de éxito mucho menores: recuperar competitividad, eficacia, tiendas modernas y rentables, además de asegurar la sostenibilidad de nuestra red de supermercados", señala.

El propio presidente de Les Mousquetaires, Thierry Cotillard, lo verbalizó sin rodeos: "Auchan va a beneficiarse de nuestro saber hacer, y eso nos permitirá ampliar nuestra presencia en el mercado francés".

Para Intermarché, el acuerdo supone expandirse a bajo riesgo, sin necesidad de asumir nuevas inversiones inmobiliarias. Para Auchan, es una vía de reestructurar su red sin emprender costosos planes de remodelación ni aguantar durante más tiempo la erosión de sus márgenes.

La cuestión laboral

La transición de una cadena a otra exigirá un cambio profundo para las plantillas, que deberán adaptarse a nuevos surtidos, procesos, políticas comerciales, modelos de gestión de categorías y prácticas operativas del día a día.

La carta intenta anticiparse a ese malestar mediante garantías de empleo y un tono conciliador, aunque no elude la enorme complejidad de la transición. "Sé que este anuncio suscita interrogantes", reconoce. Para los sindicatos, el giro llega en un momento especialmente delicado, tras un año de ajustes laborales y con el recuerdo reciente de los despidos masivos.