La distribución alimentaria danesa no se ha quedado al margen del anuncio del presidente de los EE.UU. Donald Trump de su interés en adquirir Groenlandia, territorio autónomo del Reino de Dinamarca. De hecho, el mayor minorista de este país, Salling Group, ha tomado una iniciativa interesante. La empresa ha introducido una etiqueta en forma de estrella para indicar que una marca es europea, respondiendo así a la demanda de clientes que desean evitar productos estadounidenses.
De este modo lo recoge en su LinkedIn el experto en retail Javier Pérez de Leza Eguiguren, quien incide en que, si bien la cadena enfatiza que no se trata de un boicot, "esta medida refleja el sentimiento creciente entre los consumidores daneses de apoyar productos locales y europeos".
Además, recuerda que el ingenio de los daneses, y también su patriotismo, ha llevado a la población a lanzar una campaña satírica proponiendo la compra de California a Estados Unidos. La iniciativa, denominada 'Denmarkification', ha reunido casi 200.000 firmas y propone, entre otras cosas, cambiar los fiordos por las playas de Malibú y aprovechar la producción de aguacates de California. "Este movimiento no solo refleja el ingenio danés, sino también una forma pacífica y creativa de protestar contra las declaraciones de Trump", señala Pérez de Leza Eguiguren.
PODER DEL CONSUMIDOR EN UNA ECONOMÍA GLOBAL
En todo caso, la reacción de Salling Group merece tenerse en cuenta y lleva a "reflexionar sobre el poder del consumidor en la economía global", indica este experto. "¿Hasta qué punto nuestras decisiones de compra pueden influir en las relaciones internacionales? ¿Es posible que eligiendo productos locales estemos fortaleciendo nuestra identidad nacional y apoyando nuestra economía?", se pregunta.
Y añade: "La situación entre Dinamarca y Estados Unidos también ha puesto de relieve la importancia de la diplomacia y el respeto mutuo entre naciones. Mientras Trump amenaza con imponer aranceles a productos daneses si no se cede Groenlandia, Dinamarca ha respondido con cautela y firmeza, reiterando que la isla no está en venta y que cualquier decisión sobre su futuro dependerá de los propios groenlandeses".